Expresiones y conflictos en las prácticas socioculturales del Arte público. Un recorrido por el espacio público del Centro Histórico de la Ciudad de México.
enero 5, 2021El Barrio de la Merced y sus moradores.
enero 6, 2021El proceso de trabajo que realizan inicia de manera virtual, en grupos de intercambio que han sido creados en Facebook. De lunes a viernes, en este espacio virtual, las participantes generan y acuerdan intercambios como el trueque, de compra-venta, rifa, subasta o donación; es decir, un tipo de comercio que institucionalmente podría catalogarse como informal. El proceso de trabajo concluye los días sábados, cuando las participantes se reúnen colectivamente y, cara a cara, realizan los intercambios y consuman las actividades planeadas. Este momento, se realiza en lugares públicos centrales. El uso y las formas de habitar estos lugares -por parte de mujeres diferentes y de manera colectiva- ha sido causa de disputas y conflictos, principalmente con las autoridades, vecinos y comerciantes ambulantes. Estos conflictos, generados por el uso del espacio público, ocasionaron que tuvieran que buscar un lugar diferente cada vez que fueron desalojadas.
En el diseño del recorrido se consideró el acompañamiento y narrativa de Yadhi, quien ha participado en varios grupos de intercambio. Además, durante el recorrido se obtuvieron algunas entrevistas más, como fue el caso de Concepción quien ha sido coordinadora de la seguridad del Sistema de Trasporte del Metro y la entrevista a Betty quien ha sido administradora de los grupos desde los inicios, en el 2016. Los lugares públicos, donde las mujeres solían o actualmente continúan reuniéndose, están ubicados en las alcaldías Cuauhtémoc y Venustiano Carranza. La ruta del recorrido se puede observar en el mapa titulado Un recorrido por lugares públicos de trabajo: del metro Chabacano al metro Jamaica.
…necesitaba dinero, mi esposo se quedó sin trabajo y necesitaba vender. Hice mi perfil de ventas y entonces empecé a publicarlo: Tengo ropa de niño, vendo así a 10, 20, 30, 40, 50 pesos, y empiezas a ver como que te empiezan a comprar, empiezas a conocer a tu clienta y ella te recomienda, empiezas a darte a conocer (…) Actualmente yo mantengo el 70% de la casa, tengo 3 hijos, [Fragmento de entrevista a Yadhi, agosto 2017]
Durante varios meses, cada sábado, en este lugar las participantes de los grupos se citaban para concluir sus intercambios comerciales. Así, entre ellas se dieron cuenta que casi siempre eran las mismas y se generaron relaciones de amistad y compañerismo. Este aspecto fue fundamental para iniciar una organización colectiva de manera virtual y presencial, para organizarse y tomar decisiones durante la semana o el día que se reunían en la explanada del metro.
En el recorrido, mientras permanecíamos en el lugar, alrededor de las 11hrs se observó que los policías acordonaban la zona para restringir el paso a los usuarios del metro. Al preguntarles los motivos, los policías comentaron que la restricción del paso era una medida para prevenir la concentración de “grupos de mujeres que masivamente comerciaban en este lugar” y que de esta manera “el metro diera el servicio a sus usuarios de la mejor manera, sin contratiempos, ni tumultos”. Sobre esto, Yadhi platicó su experiencia del momento cuando fueron desalojadas del metro:
Entonces, bueno, pues nos retiraron de aquí, un día sin avisar, nada más llegamos, y ya había granaderos, había policías, había de todo y se empezaron a llevar a la gente, te quitaban la mercancía con todo y niños (…) Todo Chabacano fue un blanco, porque ahí nos cazaban, y nos tuvimos que salir, no nos dejaban estar ni afuera del metro, tuvimos que empezar a buscar otras áreas, pero sí, aquí fue donde comenzó realmente el grupo, bueno aquí le llaman Sinergia Jamaica, antes era Grupos de la Unión Chabacano [Fragmento de entrevista a Yadhi, agosto 2017]
El segundo lugar que visitamos fue el parque El Pípila, ubicado en la colonia Vista Alegre de la alcaldía Cuauhtémoc, saliendo del metro Chabacano, por la Línea 8. Al llegar al lugar Yadhi observó que el parque había sido remodelado, identificó que se quitaron los juegos infantiles, las mesas y bancas hechas de cemento -que antes se encontraban en el centro del parque- quedando una explanada más abierta y se le dio mantenimiento al gimnasio que hay al aire libre. En este espacio público las mujeres pudieron reunirse para realizar sus intercambios por algunas semanas, antes de que los vecinos les pidieran retirarse. Recuerda que al inicio, para muchas mujeres, salir del metro para realizar los intercambios en el parque representó una experiencia de inseguridad, pero poco a poco, conforme se familiarizaban con el parque y las comodidades para reunirse y para generar otras formas de convivencia, este lugar fue adquiriendo otros significados para las participantes:
…necesitaba dinero, mi esposo se quedó sin trabajo y necesitaba vender. Hice mi perfil de ventas y entonces empecé a publicarlo: Tengo ropa de niño, vendo así a 10, 20, 30, 40, 50 pesos, y empiezas a ver como que te empiezan a comprar, empiezas a conocer a tu clienta y ella te recomienda, empiezas a darte a conocer (…) Actualmente yo mantengo el 70% de la casa, tengo 3 hijos, [Fragmento de entrevista a Yadhi, agosto 2017]
Durante varios meses, cada sábado, en este lugar las participantes de los grupos se citaban para concluir sus intercambios comerciales. Así, entre ellas se dieron cuenta que casi siempre eran las mismas y se generaron relaciones de amistad y compañerismo. Este aspecto fue fundamental para iniciar una organización colectiva de manera virtual y presencial, para organizarse y tomar decisiones durante la semana o el día que se reunían en la explanada del metro.
En el recorrido, mientras permanecíamos en el lugar, alrededor de las 11hrs se observó que los policías acordonaban la zona para restringir el paso a los usuarios del metro. Al preguntarles los motivos, los policías comentaron que la restricción del paso era una medida para prevenir la concentración de “grupos de mujeres que masivamente comerciaban en este lugar” y que de esta manera “el metro diera el servicio a sus usuarios de la mejor manera, sin contratiempos, ni tumultos”. Sobre esto, Yadhi platicó su experiencia del momento cuando fueron desalojadas del metro:
Entonces, bueno, pues nos retiraron de aquí, un día sin avisar, nada más llegamos, y ya había granaderos, había policías, había de todo y se empezaron a llevar a la gente, te quitaban la mercancía con todo y niños (…) Todo Chabacano fue un blanco, porque ahí nos cazaban, y nos tuvimos que salir, no nos dejaban estar ni afuera del metro, tuvimos que empezar a buscar otras áreas, pero sí, aquí fue donde comenzó realmente el grupo, bueno aquí le llaman Sinergia Jamaica, antes era Grupos de la Unión Chabacano [Fragmento de entrevista a Yadhi, agosto 2017]
El segundo lugar que visitamos fue el parque El Pípila, ubicado en la colonia Vista Alegre de la alcaldía Cuauhtémoc, saliendo del metro Chabacano, por la Línea 8. Al llegar al lugar Yadhi observó que el parque había sido remodelado, identificó que se quitaron los juegos infantiles, las mesas y bancas hechas de cemento -que antes se encontraban en el centro del parque- quedando una explanada más abierta y se le dio mantenimiento al gimnasio que hay al aire libre. En este espacio público las mujeres pudieron reunirse para realizar sus intercambios por algunas semanas, antes de que los vecinos les pidieran retirarse. Recuerda que al inicio, para muchas mujeres, salir del metro para realizar los intercambios en el parque representó una experiencia de inseguridad, pero poco a poco, conforme se familiarizaban con el parque y las comodidades para reunirse y para generar otras formas de convivencia, este lugar fue adquiriendo otros significados para las participantes:
Betty fue la primera que empezó a salir, y empezaron a incentivara a las demás con una rifa de despensa, las despensas siempre jalan. Una despensita sencilla de estas que venden en cajita con un aceite, atún, arroz, frijol, un atole, una gelatina, sopas de pasta, avena, (…) entonces, traían a sus hijos al parque, a la resbaladilla, aquí había como animalitos de piedra. Entonces ya venían con más confianza, con las carriolas y empezaron a vender aquí. (…) pero los vecinos, supuestamente se reunieron y nos pidieron que ya no viniéramos porque no les gustó que de repente a su parque tan privado, tan tranquilo, llegara ya mucha gente. [Fragmento de entrevista a Yadhi, agosto 2017]
Posteriormente caminamos por la calle José Antonio Torres y llegamos al tercer lugar del recorrido: la salida de la estación del metro Chabacano de la Línea 9 del metro y sus alrededores. En este lugar se pudieron observar a otras mujeres que también realizaban estos tipos de intercambios comerciales pero haciendo diferentes usos de la calle y banquetas. Se observaron mujeres que a lo largo de las escaleras, de la salida del metro, se detenían para esperar portando bolsas o maletas. Sobre las banquetas de la calle José Antonio Torres se observaron a mujeres que abrían su maleta y exponían sobre una manta en el piso, un conjunto de ropa, principalmente de bebé o infantil. Sobre la calle, también se observó una fila de autos abiertos con diferentes artículos infantiles exhibidos en toldos y cajuelas.
Ingresamos nuevamente al metro y se pudo observar que en este horario de 13 hrs había bastante afluencia de usuarios. Entre las personas que están en espera dentro de la estación, las que se trasladan entre las tres líneas que se cruzan en esta estación y los que transbordan dentro de la estación, hacen de Chabacano una de las estaciones más concurridas del sistema de transporte del metro. Al entrar a la estación, en los torniquetes nos encontramos con un operativo de las autoridades del metro para prohibir que los usuarios permanecieran o esperaran sobre los pasillos de los andenes. En este lugar, nos encontramos con Concepción, encargada del operativo y al entrevistarla nos confirmó que el operativo era para prevenir formas de comercio entre “internautas”, dijo:
Nuestra misión es tratar de evitar el intercambio por internet, porque vienen muchos cibernautas y aquí tenemos cientos de personas, ¡cientos! Aquí es un área de transportación, no es un mercado, no es área para que aquí estén vendiendo unos lentes y yo se los pago, porque aparte eran cientos de gentes. Entonces, poco a poco, con las cintas delimitadoras vamos incitando a la gente para que se vaya, luego traen a sus hijos, corren y se caen a vías (…) Yo, por ejemplo, aquí los sábados en la mañana estoy a sus órdenes, estoy encargada de limpiar vendedores, vagoneros, carteristas[Fragmento de entrevista a Concepción, agosto 2017]
A partir de este testimonio se evidencia la estigmatización que se hace de la población al utilizar metafóricamente el término “limpiar”, como si la presencia de vendedores, vagoneros y carteristas -todos por igual- “ensuciaran” el lugar. Desde la representación de la autoridad, estas ocupaciones son clasificadas en el mismo nivel de desagrado y la solución propuesta por la autoridad tiende a desarrollarse más desde un enfoque normativo y reproduce la exclusión de otras necesidades sociales y económicas que se expresan con el comercio informal. De esta manera, el recorrido permitió observar algunas representaciones que se elaboran sobre los usos y usuarios del espacio público y su significado como lugar de encuentro e interacción. También permitió identificar la evidente disputa entre autoridades y las mujeres -de este caso de estudio- por representar el interior del metro como espacio público de trabajo.
El cuarto lugar que se visitó fue el Deportivo Lázaro Cárdenas, ubicado en la colonia El Parque de la alcaldía Venustiano Carranza. El lugar se encontraba en remodelación y entre los cambios que se notaron fue la delimitación de las canchas de futbol con malla ciclónica. En este lugar, anteriormente, se podía acceder a las gradas de las canchas sin restricción, como lo hicieron –meses atrás- los grupos de mujeres cuando llegaron a reunirse en este lugar. En aquel momento, para poderlo ocupar, se logró un acuerdo con el anterior administrador del deportivo para ocupar las gradas durante algunas horas cada sábado, pero esto terminó cuando cambió la administración. Betty recuerda el intento de cobro informal para usar el lugar:
Nos prestaron unas gradas que estaban ahí y todo muy bien, la gente estaba muy contenta porque se podía extender, incluso se podían traer un extra, blusas, pantalones y unos tenis para tratar de vender, donar, regalar o lo que fuera. Después, cuando cambiaron la administración, el señor nos quiso empezar a cobrar, entonces yo me rehusé a pagar por el espacio, les dije no, muchas gracias, si nosotros no cobramos por pertenecer a los grupos, no vamos a pagar por un espacio que nos habían prestado [Fragmento de entrevista a Betty, agosto 2017]
El quinto lugar que se visitó fue la explanada que se ubica afuera de la estación Jamaica de la Línea 4, dirección Martin Carrera, en la colonia Magdalena Mixuca, en la alcaldía Venustiano Carranza. En este lugar es donde las mujeres se reúnen actualmente y en un inició fue nombrado -por ellas mismas- como “Punto de reunión, la unión”. Con el tiempo el nombre ha cambiado varias veces, pero para ellas representa el logro de haber encontrado un lugar para reunirse y continuar conservando esa unión de grupos y el sentido de colectividad construido en el transcurso de estos años y darle continuidad a la práctica de los intercambios comerciales, como alternativa económica y de trabajo.Por parte, al menos de esta estación del metro y de los policías, tenemos permiso, esa seguridad de poder estar en un espacio tranquilo, protegido, sin miedo de que nos puedan venir a quitar de la noche a la mañana, a pesar de que es un permiso verbal. Porque, si yo pidiera algo por escrito, me lo van a cobrar, porque así es aquí, así se maneja, porque me dijeron que ese permiso no existe… Los vecinos, muchos vecinos se han acercado y nos preguntan sobre lo que hacemos, les decimos que hacemos intercambios y donaciones, y así también han empezado a venir. [Fragmento de entrevista a Betty, agosto 2017]
Durante los últimos años, los nombres e integrantes de los grupos se ha ido modificando y reconstituyendo en otros grupos más. En todo caso, para poder hacer uso del espacio público un día a la semana y durante algunas horas, los grupos han establecido con las autoridades de la alcaldía un tipo de acuerdo que para algunas integrantes de los grupos queda poco claro. En el último año, en el contexto de la crisis sanitaria generada por el COVID19, la participación en los grupos virtuales de intercambios ha aumentado debido a que la mayor parte del proceso de trabajo se realiza virtualmente y para los encuentros colectivos se han implementado medidas de sanidad como el uso de cubrebocas, gel antibacterial y sana distancia. No obstante, la práctica individual y colectiva para la entrega de productos que se realiza al interior de las estaciones del metro continúa generando episodios de desalojo y violencia.
El sentido de seguridad que se observa en las experiencias de las mujeres, en la trayectoria por diferentes lugares públicos, es generado principalmente a través de las relaciones de compañerismo, amistad y de colectividad que construyen entre ellas y con los vecinos para reunirse y acompañarse en un lugar público y central para todas. La construcción de sinergias, basada en el sentido de pertenencia colectiva y la necesidad de reconocer relaciones sociales y de trabajo complejas, incita a cuestionar las políticas y medidas que tienden a erradicar, estigmatizar y criminalizar estas formas de trabajo denominadas como informales. Propone reconocer el espacio público como lugar de trabajo y la necesidad urgente de solucionar precariedades sociales y urbanas que anteceden a estas prácticas, como lo es la falta de trabajos que se adecuen a las necesidades de la población, la falta de seguridades sociales y urbanas por no contar con un trabajo remunerado y de espacios públicos seguros destinados para el encuentro, condiciones que se han agravado y evidenciado aún más en el contexto de la crisis sanitaria. De lo contrario, se continuara reproduciendo formas de precarización social y urbana para con los habitantes, como es el caso de estas mujeres que cotidianamente se enfrentan no sólo a la búsqueda de alternativas que ayuden a sobrellevar su economía, sino también a la exclusión social y urbana.
Sobre estas experiencias, cuando hablamos de derechos, cabe preguntarse sobre la necesidad de vincular el derecho al trabajo y el derecho al espacio público. Es evidente la necesidad de pensar el espacio público como lugar de encuentro entre diferentes, como lugar de trabajo y preguntarse ¿de quiénes son los espacios públicos? Si el espacio público es un bien común y pertenece a la ciudadanía ¿qué tipo de ciudadanías se está construyendo y son legitimadas?, ¿Son ciudadanos(as) solo los residentes de las colonias?, ¿Qué soluciones dar a los que no cuentan con espacios públicos en sus lugares de residencia?, ¿Qué pasa con los que no cuentan con una residencia formalmente establecida como la población de calle? Estas preguntas nos proponen continuar reflexionando no sólo sobre las condiciones y el mantenimiento de la infraestructura urbana, sino también apelan por una clara regulación del espacio público y la necesidad de dar respuesta a las necesidades sociales y colectivas que ayudan a reforzar los vínculos sociales construidos en torno al espacio público y desde ciudadanías diferentes.
[1]Doctora en Ciencias Antropológicas, posdoctorante en el Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM por Conacyt. Es profesora de la Licenciatura de Antropología, CEA-FCPyS-UNAM.
[2]El recorrido que se presenta a continuación se realizó con el grupo de trabajo Espacio público y conflictos por los derechos urbanos, en el marco del proyecto Ciudad Neoliberal y Derechos Urbanos y como parte del proyecto de investigación posdoctoral titulado Trabajo informal y no remunerado en la producción de la Ciudad de México, realizado en el IIS-UNAM durante el 2016 a 2018, con el apoyo del Programa de Becas Posdoctorales de la Coordinación de Humanidades, UNAM.