Espacio público, participación ciudadana, derechos educativos, derechos culturales, protección civil y resiliencia.
agosto 11, 2020El espacio público, su función económica y la importancia de los bosques urbanos
octubre 5, 2020Esta ciudad es habitada por personas, con diferente edad, nivel de educación, creencias, ingresos y gustos. Existen empresarios y dueños de algún tipo de negocio, así como aquellos que trabajan en las torres que se encuentran en Paseo de la Reforma, otros que se ocupan en el sector de la construcción, las mujeres que hacen el aseo de residencias ubicadas en el sur de la ciudad, los que atienden en los centros comerciales y tiendas de autoservicio, restaurantes y cafeterías, los que laboran en alguna dependencia pública, los maestros, los obreros, las amas de casa, los estudiantes y todos aquellos que trabajan en el sector informal. Tales el caso de los comerciantes que cuentan con un local fijo, o aquellos que están en las esquinas o caminan por las calles, parques, plazas o por el transporte público ofreciendo algún producto. También están los que se encuentran pensionados y los que desafortunadamente no cuentan con un trabajo, o aquellos que a raíz de esta situación fueron despedidos de sus empleos. Algunos de ellos tienen la fortuna de vivir en zonas céntricas de la ciudad, en colonias con altas plusvalías, otros residen en colonias de clase media y cuentan con una casa o departamento propio o que rentan, así como aquellos que viven en la periferia o en colonias con alto grado de marginación. Estos contrastes también se presentan en el tipo de vivienda que habitan estas personas, tanto en la ubicación, como en los m2 de terreno y construcción, en el diseño, materiales y características. Es decir, se trata de personas con diferente posición social, que viven, habitan y perciben la ciudad de diferentes formas.
a) Vivienda. Hubo familias que pudieron vivir el confinamiento desde casa, sin embargo, esta medida implico formas desiguales de experimentar este proceso. Mientras algunas personas contaban con el espacio suficiente para vivir y desarrollar actividades que anteriormente se realizaban fuera de casa, otros tuvieron que hacerlo en total hacinamiento en viviendas, muy reducidas espacialmente y en ocasiones careciendo de necesidades básicas. Otra cuestión importante que se relaciona con la ocupación permanente de las viviendas, al convertirse en lugares de estar y de trabajo, es que la dinámica de ocupación y de ruido se modificó completamente; por ejemplo, antes de la implementación de las medidas, durante el día algunas viviendas quedaban desocupadas y en silencio, después de la suspensión de actividades, incrementó el sonido derivado de voces, conversaciones, peleas, música, cantos y juegos de niños. Por otra parte, es importante mencionar que el confinamiento en las casas y departamentos, reafirmo lo que diversas investigaciones y académicos han revelado al plantear que el diseño y construcción de gran parte de las viviendas con que cuenta esta ciudad no responden a cuestiones de salud y de calidad de vida, al no contar con las dimensiones necesarias y con servicios tan elementales para sobrellevar la pandemia, como el agua. Un desafío que tendría que formar parte de la agenda del gobierno federal y local es cómo lograr viviendas más equitativas y con servicios accesibles para todos los habitantes de esta ciudad, que responda a necesidades como descansar, estar y comer, pero también a las que están vinculadas con el aseo personal y la recreación (jugar, ejercitarse y reunirse), y las que han adquirido relevancia con la emergencia sanitaria, tal es el caso de estudiar y trabajar.
b) Espacio público y tiempo libre. Parte de las medidas implementadas implicaron el repliegue de lo público a lo privado; el uso de los lugares donde tenía lugar la vida pública fue restringido y gran parte de las personas se refugiaron en las viviendas. El objetivo era evitar la socialización para reducir el número de contagios. El escenario eran parques y plazas públicas cerradas, áreas verdes cercadas con cinta para impedir la estancia en estos lugares, iglesias y atrios cerrados, tianguis suspendidos, la disminución de la movilidad peatonal y motora, calles semivacías; mucho de ello dependió de la ubicación y de las dinámicas de los lugares. La mayor parte de las personas que podían observase en las calles eran: los vendedores informales; los que se estaban trasladando a su trabajo; los encargados de salir por los víveres al mercado, a las tiendas de autoservicio o a las tiendas de tipo local. En este sentido, el cierre de espacios públicos y el confinamiento en las viviendas, afecto la vida pública en la ciudad, teniendo como efecto dos vertientes:
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- Una primera vertiente se expresa en el uso del tiempo libre, el cual se modificó y se trasladó de lugares abiertos al interior de espacios privados. Las medidas implementadas, de una parte, implicaron que algunas personas optaran por ejercitarse en casa, que otros ocuparan las calles, las avenidas y las calzadas de la ciudad para correr o andar en bicicleta. Aunado a lo anterior, diferentes gimnasios y entrenadores comenzaron a impartir clases en línea; adeptos al deporte y a otras disciplinas, empezaron a hacer usos de aplicaciones (Yoga, Pilates y Body Balance). Es de mencionarse, que en algunos casos los objetos utilizados para ejercitarse por medio de estas disciplinas estaban agotados en las tiendas de autoservicio. De otra parte, estimuló que las personas, ocuparan su tiempo libre durante la emergencia sanitaria para hacer arreglos o remodelaciones en sus viviendas. En diferentes tiendas departamentales y de autoservicio, se podían observar filas de personas formadas para comprar pintura, materiales de construcción o de decoración. En contraste están aquellas personas que no tuvieron la opción de mantenerse en casa y salieron a trabajar en una de estas tiendas, en casas de materiales, en mercados, en la central de abastos y la viga, en el transporte público, en la repartición de alimentos, en servicios de salud y de limpieza, así como en algunas dependencias gubernamentales y en el sector informal (comercio en vía pública). Estas diferentes situaciones, visibilizan las desigualdades tanto en el trabajo como en la accesibilidad a la recreación y a las formas de disfrutar el tiempo libre, pero también plantean desafíos en el diseño de los espacios públicos.
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- Una segunda vertiente se expresa en la intensificación del espacio público virtual. Las medidas, en las que se evitaba la socialización de manera física, produjeron un incremento en el uso de plataformas cibernéticas para realizar diferentes actividades de la vida cotidiana, entre ellas, eventos relacionados con conciertos musicales, así como en reuniones familiares y entre amigos, para saludarse y para el festejo de cumpleaños. Se podría plantear que la socialización entre personas de manera física fue sustituida por reuniones y eventos que se produjeron y se continúan produciendo de manera virtual. Cabría cuestionarse si estas formas de socialización que han tenido un empuje, marcaran el aquí en adelante en la vida social en las ciudades.
c) Trabajo. Como ya se mencionó, durante la suspensión de actividades no esenciales, algunos jóvenes o adultos pudieron realizar sus actividades laborales desde casa. En este caso al igual que para reuniones familiares y con amigos, se hizo uso de plataformas para la impartición de clases y eventos académicos en las escuelas; en reuniones laborales en los trabajos relacionados con la iniciativa pública y privada.
En el caso de las personas que tuvieron la posibilidad de trasladar y adecuar su vivienda para realizar actividades laborales, cabría cuestionarse ¿cuánto dinero se están ahorrando las diferentes empresas, consorcios y dependencias gubernamentales en el pago de servicios como luz, agua, aire acondicionado, mantenimiento y/o en su caso la renta de oficinas? ¿cuánto dinero de más tuvieron que invertir las personas que laboraron en casa en el incremento de los servicios mencionados en su domicilio? Y por último ¿Cómo influirá el beneficio que obtuvieron las empresas al suprimir los gastos de servicios básicos de aquí en adelante en la actividad laboral?
Si bien, es cierto que el trabajo desde casa o el home office tiene ya varias décadas siendo manejado por empresas y personas, y que ha crecido exponencialmente, durante la emergencia, el modificar las formas de trabajo desde casa a través de diferentes plataformas, implico la inversión de una mayor cantidad tiempo, de acuerdo a diferentes testimonios.
d) Educación. Algunos niños y jóvenes tuvieron acceso a clases en línea en diversas plataformas virtuales. En este caso, si el espacio de sus viviendas y los recursos económicos se los permitía, podían tomar las clases, realizar tareas, escanearlas y enviarlas por correo electrónico y hasta realizar actividades físicas. Sin embargo, había casos donde los padres tenían que pagar un café internet para realizar algunas de las tareas. En el otro extremo están los niños y jóvenes, en su mayoría de escuelas públicas de nivel básico, que no tuvieron acceso a clases en línea o que tampoco contaban con computadora e internet en su domicilio. En este caso algunos alumnos recibieron en la puerta de su domicilio documentos que tenían que leer, revisar y en su caso resolver para poder ser aprobados, mientras que otros tuvieron que seguir por televisión las clases transmitidas por televisión educativa y entregar reportes por correo electrónico. En los tres casos, las diferentes formas de enseñanza y la accesibilidad a los métodos educativos virtuales estuvieron ligadas las localidades y a la condición socio-económica de las familias.
Al igual que el trabajo desde casa, los estudios en línea (preparatoria, universidad y posgrado), no son nuevos, sin embargo, esta modalidad de estudios tuvo que ser adecuada y adoptada por el modelo educativo que se desarrollaba de manera presencial en el nivel básico, medio y superior durante la emergencia por algunas instituciones educativas. Ello implico nuevas dinámicas en la impartición de clases y en los procesos de evaluación por parte de los maestros hacia los alumnos, y por tanto una mayor inversión de tiempo. Estas dinámicas adoptadas ¿cambiaran la forma de enseñanza en todos los niveles educativos? ¿Qué pasará con aquellos niños y jóvenes que no tienen acceso a estas formas de enseñanza?
e) Consumo. El cierre temporal de comercios como restaurantes y tiendas departamentales implicó el uso de plataformas en línea para realizar compras de ropa y calzado, muebles y artículos de hogar, así como de alimentos en tiendas de autoservicio y en restaurantes. El incremento en este tipo de consumo “en línea” requirió en algunos casos el uso de plataformas como Uber Eats, DidiFood, Rappi, entre otras. Se trata de una forma de trabajo, en la que el empleado se registra en plataformas digitales para poder hacer uso de Apps y dedicarse a la entrega de alimentos utilizando su bicicleta o motocicleta, destinando un porcentaje de lo recaudado durante el viaje a estas plataformas. Este trabajo flexible lo realiza sin tener derecho a algún tipo prestación y de seguro médico. La interrogante que abre esta situación es ¿qué cambios traerá consigo el incremento de estas formas de consumo en la ciudad, considerando que no todos los habitantes tienen acceso a este tipo de compras por internet?
Por otra parte, está el cierre de negocios vecinales, locales y transnacionales, así como de recintos religiosos y culturales, museos y parques. Esto implico cambios en la percepción de la ciudad. Espacios donde antes se podía observar aglomeración de personas, durante la emergencia estaban semivacíos, del mismo modo, disminuyó la movilidad de personas y, por tanto, la venta de alimentos, entre otros. De acuerdo al testimonio proporcionado por un comerciante de agua en la esquina de Av. Misterios y Talismán al norte de la ciudad, las ventas habían disminuido un 80%.
Es una realidad que las dinámicas y geografías de uso y ocupación de la ciudad se vieron modificadas a raíz de la emergencia sanitaria; y que la ciudad no estaba preparada urbanística y culturalmente para enfrentar esta situación. Si bien, el uso de la tecnología resulto de gran utilidad para hacer frente a la contingencia, la llegada del virus y las medidas implementadas dejaron entrever las desigualdades sociales con respecto a la ubicación y el tipo de vivienda, así como los medios disponibles en ella (servicios básicos e internet);mientras que en el ámbito educativo y laboral, no todos los niños, jóvenes y adultos tuvieron las herramientas necesarias y acceso a otras modalidades relacionadas con la educación en línea; otro es el caso de las plataformas electrónicas y espacios disponibles al interior de las viviendas para disfrute del tiempo libre, espacios y herramientas a las que no todos los habitantes tenían acceso, lo mismo ocurrió con otras formas de consumo.
De acuerdo a lo anterior surgen tres reflexiones. Primero, que las medidas implementadas, trajeron consigo un nuevo orden en la ocupación de los diferentes lugares que conforman la ciudad, así como cambios entre los límites de los espacios públicos y espacios privados. La vida colectiva de la ciudad que tenía lugar en las calles, parques, mercados, plazas, espacios culturales y religiosos tuvo un repliegue hacia espacios privados. Segundo, es necesario cuestionarse qué cambios traerá la pandemia en el diseño de las ciudades y en las formas de habitar. Tercero, la pandemia y las medidas implementadas trajeron un respiro para la ciudad y para el medio ambiente. Sin embargo, no hay que perder de vista los cambios en las prácticas socio-espaciales y que el excesivo uso de la tecnología de las comunicaciones podría traer implicaciones en las relaciones sociales y poner en riesgo el sentido colectivo en la construcción de lo público.
[1]Doctorante en el Posgrado de Urbanismo, UNAM [2] El texto forma parte de experiencias propias y de terceros que fueron compartidas, recopiladas durante 4 meses (marzo – julio, 2020)