Parte IV. Una aportación destacable en la NOM: Articular al espacio público como un sistema de relaciones en red y como elemento ordenador en la planeación territorial
noviembre 23, 2022De burbujas, rascacielos y luchas por el espacio: crónica de la inauguración de Mítikah
diciembre 9, 2022Espacio público y el paisaje urbano de la periferia nororiente de la Ciudad de México: una mirada desde la Línea B del metro
Yutzil Tania Cadena Pedraza[1]
La ciudad, entendida como producto y productora de procesos sociales se construye a partir de relaciones que constantemente marcan la centralidad o condición periférica de sus lugares. Esta relación representa un conjunto de relaciones jerárquicas, de poder y donde se expresan los contrastes de la organización cultural (Nivón, 2005). De tal manera que vivir en la periferia implica ubicarse en el conjunto de elementos geográficos, históricos, sociales y simbólicos que se expresan con las distancias físicas, en la infraestructura, a partir de los límites, de las fronteras, en las formas de habitar, en las relaciones sociales donde se expresan las disputas y los conflictos y, también, a partir de la diferenciación de los espacios, accesos y servicios. Por tanto, como señalan algunos autores, las periferias urbanas no son homogéneas, son diversas, desiguales y contrastantes (Portal y Zirión, 2019). Es desde esta perspectiva que interesa proponer algunas reflexiones que surgen de la observación etnográfica sobre formas de habitar y vivir en la periferia nororiente de la ciudad, particularmente, hacer énfasis en las diferencias y desigualdades que se expresan en el paisaje urbano, en el acceso a los servicios y mencionar algunas diferencias que se observan entre habitar dentro o fuera de los límites geográficos de la Ciudad de México.
Para hablar del paisaje urbano propongo una mirada desde la trayectoria que se experimenta al trasladarse en la línea B del metro; siendo éste uno de los transportes más comunes que las personas utilizan diariamente para salir y entrar por el nororiente de la Ciudad de México al Estado de México, para trasladarse al trabajo o la escuela. La línea B va de la estación Garibaldi a la estación Ciudad Azteca y viceversa; fue inaugurada en dos tramos entre 1999 y el 2000, y se compone por un total de 21 estaciones, 13 de ellas ubicadas en la alcaldía Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Gustavo A. Madero y 8 estaciones ubicadas en los municipios de Nezahualcóyotl y Ecatepec de Morelos. Cada día, el metro se observa con gran afluencia y es considerada la cuarta línea del metro más transitada al año (después de la Línea 1, 2 y 3 del metro). Particularmente, las estaciones que se ubican en los municipios del Estado de México reportan más afluencia que aquellas que se encuentran en los límites del centro de la ciudad.[2]
En su trayectoria, las primeras seis estaciones que se encuentran en el centro de la ciudad, están diseñadas para recorrer por debajo de la superficie, cuatro más son estaciones elevadas y once estaciones restantes, que llegan a los municipios del Estado de México, son estaciones que se recorren por fuera de la superficie. Se menciona esta diferencia entre las estaciones porque cuando se recorre del centro a la periferia, es notoria la diferencia y el contraste del paisaje urbano. La línea B es la única línea que está representada con dos colores: el verde oscuro y el gris; aunque esta cromática también es percibida en el paisaje. El color como elemento simbólico del paisaje urbano conlleva un proceso que va de la percepción a la significación y son procesos constitutivos históricamente, desde la experiencia urbana y en la producción del sentido del lugar.
Analizar el paisaje urbano como proceso histórico, que refiere a todo aquello que es comprensible a la percepción (Santos,1995), conlleva a considerar la estética como un elemento importante porque está vinculada a la experiencia urbana de las personas y en la reproducción de las condiciones periféricas. En las representaciones del paisaje urbano, es común relacionar e identificar a la naturaleza con el color verde, mientras que el gris regularmente representa el concreto y los tabiques de la obra negra, en el proceso de construcción. El contraste entre estos dos colores, además de ser los colores representativos de la línea del metro, también conforman la cromática del paisaje urbano en esta parte de la ciudad.
Cuando uno viaja en el metro de la línea B, se puede apreciar el contraste cromático cuando se pasa de la alcaldía Gustavo A. Madero (GAM) de la Ciudad de México, donde se observa mayor cantidad de áreas verdes en los espacios públicos; en comparación con los espacios públicos que pertenecen a la zona norte del municipio de Nezahualcóyotl en el Estado de México. Viajando con dirección Ciudad Azteca, en los límites de la alcaldía (Ciudad de México) algunos de los espacios públicos que se observan con gran cantidad de área verde son: de lado derecho se encuentra el Deportivo Oceanía con 248 m2 que fue inaugurado en 1999; inmediatamente de lado izquierdo se observa un lado del Bosque de Aragón con 162 hectáreas, creado en 1964 y actualmente es considerado un pulmón importante para la ciudad; más adelante, pasando la planta recicladora, de lado derecho, debajo del puente vehicular se encuentra el espacio cultural PILARES “Villa de Aragón”, inaugurado recientemente. Contrastantemente, donde inicia el municipio de Nezahualcóyotl (Estado de México), se encuentran unas vías de tren y, de lado izquierdo, en el bajo puente se observa el “Skatepark Bajo Puente Villas de Aragón” obscuro, maltratado y sin gente. De lado derecho, se encuentra la “Multiplaza Bosques de Aragón” y la “Multiplaza San Juan” integradas por un conjunto de locales comerciales, restaurantes, bancos y centros de entretenimiento, que aunque no son propiamente espacios públicos, ante la falta de ellos, resulta ser lugares muy concurridos para pasear o encontrarse con la familia. Más adelante, sobre la avenida principal Av. Carlos Hank González (conocida como Av. Central), a un costado de las vías del metro de la Línea B, inicia la ciclopista “Ecatepec-Nezahualcóyotl”, inaugurada en 2015 pero actualmente muy deteriorada.[3]
Para hablar del paisaje urbano propongo una mirada desde la trayectoria que se experimenta al trasladarse en la línea B del metro; siendo éste uno de los transportes más comunes que las personas utilizan diariamente para salir y entrar por el nororiente de la Ciudad de México al Estado de México, para trasladarse al trabajo o la escuela. La línea B va de la estación Garibaldi a la estación Ciudad Azteca y viceversa; fue inaugurada en dos tramos entre 1999 y el 2000, y se compone por un total de 21 estaciones, 13 de ellas ubicadas en la alcaldía Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Gustavo A. Madero y 8 estaciones ubicadas en los municipios de Nezahualcóyotl y Ecatepec de Morelos. Cada día, el metro se observa con gran afluencia y es considerada la cuarta línea del metro más transitada al año (después de la Línea 1, 2 y 3 del metro). Particularmente, las estaciones que se ubican en los municipios del Estado de México reportan más afluencia que aquellas que se encuentran en los límites del centro de la ciudad.[2]
En su trayectoria, las primeras seis estaciones que se encuentran en el centro de la ciudad, están diseñadas para recorrer por debajo de la superficie, cuatro más son estaciones elevadas y once estaciones restantes, que llegan a los municipios del Estado de México, son estaciones que se recorren por fuera de la superficie. Se menciona esta diferencia entre las estaciones porque cuando se recorre del centro a la periferia, es notoria la diferencia y el contraste del paisaje urbano. La línea B es la única línea que está representada con dos colores: el verde oscuro y el gris; aunque esta cromática también es percibida en el paisaje. El color como elemento simbólico del paisaje urbano conlleva un proceso que va de la percepción a la significación y son procesos constitutivos históricamente, desde la experiencia urbana y en la producción del sentido del lugar.
Analizar el paisaje urbano como proceso histórico, que refiere a todo aquello que es comprensible a la percepción (Santos,1995), conlleva a considerar la estética como un elemento importante porque está vinculada a la experiencia urbana de las personas y en la reproducción de las condiciones periféricas. En las representaciones del paisaje urbano, es común relacionar e identificar a la naturaleza con el color verde, mientras que el gris regularmente representa el concreto y los tabiques de la obra negra, en el proceso de construcción. El contraste entre estos dos colores, además de ser los colores representativos de la línea del metro, también conforman la cromática del paisaje urbano en esta parte de la ciudad.
Cuando uno viaja en el metro de la línea B, se puede apreciar el contraste cromático cuando se pasa de la alcaldía Gustavo A. Madero (GAM) de la Ciudad de México, donde se observa mayor cantidad de áreas verdes en los espacios públicos; en comparación con los espacios públicos que pertenecen a la zona norte del municipio de Nezahualcóyotl en el Estado de México. Viajando con dirección Ciudad Azteca, en los límites de la alcaldía (Ciudad de México) algunos de los espacios públicos que se observan con gran cantidad de área verde son: de lado derecho se encuentra el Deportivo Oceanía con 248 m2 que fue inaugurado en 1999; inmediatamente de lado izquierdo se observa un lado del Bosque de Aragón con 162 hectáreas, creado en 1964 y actualmente es considerado un pulmón importante para la ciudad; más adelante, pasando la planta recicladora, de lado derecho, debajo del puente vehicular se encuentra el espacio cultural PILARES “Villa de Aragón”, inaugurado recientemente. Contrastantemente, donde inicia el municipio de Nezahualcóyotl (Estado de México), se encuentran unas vías de tren y, de lado izquierdo, en el bajo puente se observa el “Skatepark Bajo Puente Villas de Aragón” obscuro, maltratado y sin gente. De lado derecho, se encuentra la “Multiplaza Bosques de Aragón” y la “Multiplaza San Juan” integradas por un conjunto de locales comerciales, restaurantes, bancos y centros de entretenimiento, que aunque no son propiamente espacios públicos, ante la falta de ellos, resulta ser lugares muy concurridos para pasear o encontrarse con la familia. Más adelante, sobre la avenida principal Av. Carlos Hank González (conocida como Av. Central), a un costado de las vías del metro de la Línea B, inicia la ciclopista “Ecatepec-Nezahualcóyotl”, inaugurada en 2015 pero actualmente muy deteriorada.[3]
Estas diferenciaciones en el paisaje urbano son resultado de un proceso que refleja distintas formas de producir ciudad. Ambos territorios, pertenecieron a la Ex-Hacienda de Santa Anna Aragón que, en la época novohispana, abarcaban desde lo que actualmente se conoce como Calzada de Guadalupe en la Villa de Guadalupe, ubicada en la alcaldía GAM hasta colonias que se ubican en los municipios de Nezahualcóyotl y de Ecatepec de Morelos. Sin embargo, quedaron separadas por los límites geopolíticos establecidos para delimitar la Ciudad de México (antes Distrito Federal) y del Estado de México, además de ser entidades con formas de gobernación y regulación distinta. Esta diferenciación en las formas de producir ciudad, también se identifica por el acceso y calidad de los servicios públicos que en cada territorio brinda a los habitantes.
Otro ejemplo que se observa en el metro, como parte importante del paisaje urbano, es cuando los habitantes son desalojados -por alguna afectación de diferente índole- de las estaciones del metro que se encuentran en territorio del Estado de México, sobre todo en épocas de lluvia. Al ser un suelo pantanoso, por haber sido parte de lo que fue el Lago de Texcoco, notoriamente la avenida por donde pasa el metro se observa con hundimientos, lo que ocasiona que en épocas de lluvias suceden inundaciones en estas estaciones del metro. Pero esta situación, empeora para los usuarios porque el metro regularmente deja de dar servicio en la estación “Villas de Aragón”, que es la última estación ubicada dentro de la demarcación de la alcaldía GAM. El recorrido del tren se suspende en las estaciones ubicadas en los municipios de Nezahualcóyotl y Ecatepec, los usuarios son desalojados y en la lluvia se ven obligados a caminar y buscar otro medio de transporte. Esta condición de desamparo por parte de las autoridades se complejiza cuando se agregan las condiciones del transporte público motorizado en el Estado de México, el cual, no responde con las necesidades de las personas y se caracteriza por ser más caro, estar en malas condiciones y no tener una regulación clara para el usuario.
Esta mirada al paisaje urbano no se agota en el transporte público pero sin duda las formas de movilidad urbana son un aspecto relevante para la producción social de la ciudad. Las diferencias entre ambos territorios son resultado de las profundas desigualdades urbanas que quedan expresadas en las dificultades y falta de condiciones óptimas para proporcionar el cuidado que los habitantes y usuarios requieran para no sentirse fuera de la ciudad. En lo siguiente, se sugiere continuar la reflexión sobre las condiciones de habitabilidad con respecto a la falta de atención y mantenimiento de la infraestructura urbana y los efectos de ello en la experiencia de los habitantes. Si bien, no se puede pensar la periferia sin una centralidad, para este caso de estudio podríamos ubicar esta centralidad en la alcaldía GAM y, en general, a la Ciudad de México, por las constantes comparaciones que se observan y desde la experiencia urbana de los habitantes de la zona norte del municipio de Nezahualcóyotl.
Otro ejemplo que se observa en el metro, como parte importante del paisaje urbano, es cuando los habitantes son desalojados -por alguna afectación de diferente índole- de las estaciones del metro que se encuentran en territorio del Estado de México, sobre todo en épocas de lluvia. Al ser un suelo pantanoso, por haber sido parte de lo que fue el Lago de Texcoco, notoriamente la avenida por donde pasa el metro se observa con hundimientos, lo que ocasiona que en épocas de lluvias suceden inundaciones en estas estaciones del metro. Pero esta situación, empeora para los usuarios porque el metro regularmente deja de dar servicio en la estación “Villas de Aragón”, que es la última estación ubicada dentro de la demarcación de la alcaldía GAM. El recorrido del tren se suspende en las estaciones ubicadas en los municipios de Nezahualcóyotl y Ecatepec, los usuarios son desalojados y en la lluvia se ven obligados a caminar y buscar otro medio de transporte. Esta condición de desamparo por parte de las autoridades se complejiza cuando se agregan las condiciones del transporte público motorizado en el Estado de México, el cual, no responde con las necesidades de las personas y se caracteriza por ser más caro, estar en malas condiciones y no tener una regulación clara para el usuario.
Esta mirada al paisaje urbano no se agota en el transporte público pero sin duda las formas de movilidad urbana son un aspecto relevante para la producción social de la ciudad. Las diferencias entre ambos territorios son resultado de las profundas desigualdades urbanas que quedan expresadas en las dificultades y falta de condiciones óptimas para proporcionar el cuidado que los habitantes y usuarios requieran para no sentirse fuera de la ciudad. En lo siguiente, se sugiere continuar la reflexión sobre las condiciones de habitabilidad con respecto a la falta de atención y mantenimiento de la infraestructura urbana y los efectos de ello en la experiencia de los habitantes. Si bien, no se puede pensar la periferia sin una centralidad, para este caso de estudio podríamos ubicar esta centralidad en la alcaldía GAM y, en general, a la Ciudad de México, por las constantes comparaciones que se observan y desde la experiencia urbana de los habitantes de la zona norte del municipio de Nezahualcóyotl.