La transformación en los usos del espacio público a partir de la Pandemia de COVID-19, en San Francisco de Campeche
marzo 22, 2022Parte I ¿Hacia una política del espacio público? Origen y estructura en la NOM sobre espacios públicos.
mayo 17, 2022Con la llegada de la contingencia sanitaria de hace dos años, arribaron el confinamiento y el distanciamiento social para los habitantes de las ciudades y el campo, aunque fue en los espacios urbanos donde estas medidas trastocaron la vida de millones de personas que vieron agudizarse viejas problemáticas sociales como el hacinamiento, la violencia familiar y el acceso universal a las nuevas tecnologías para el teletrabajo y la educación virtual.
Con el regreso en Ciudad Juárez al semáforo verde, se han relajado algunas de las medidas del distanciamiento social y el acceso a los espacios públicos se vuelve un buen termómetro de la vida cívica de la ciudad, en este caso en una región fronteriza que padeció de momentos críticos respecto a los contagios y defunciones. En el marco de la celebración de la Cuarta edición del Festival del mole en las instalaciones del Parque Central organizado por la Coordinadora Estatal de los Pueblos Indígenas (COEPI), la respuesta ciudadana a la convocatoria de los grupos de pueblos originarios en la frontera se reflejó en la asistencia masiva al evento que aglutinó el sábado 2 de abril a 15 mil asistentes y el domingo 3 a un aproximado de 35 mil personas según datos proporcionados por su organizador el Mtro. Jesús Vargas.
La importancia del evento radica en la vitalidad y el coraje cívico de la población para recuperar los pocos espacios públicos en la ciudad, de un deseo de encuentro postergado por la crisis sanitaria y del reconocimiento por la diferencia y la diversidad cultural en una frontera resiliente que se recupera de manera rápida frente a las contingencias históricas que desde su nacimiento como centro de población, es lugar de fenómenos migratorios, de violencia crónica, narcotráfico, y desde la década de los años de 1990 los feminicidios.
La importancia del evento radica en la vitalidad y el coraje cívico de la población para recuperar los pocos espacios públicos en la ciudad, de un deseo de encuentro postergado por la crisis sanitaria y del reconocimiento por la diferencia y la diversidad cultural en una frontera resiliente que se recupera de manera rápida frente a las contingencias históricas que desde su nacimiento como centro de población, es lugar de fenómenos migratorios, de violencia crónica, narcotráfico, y desde la década de los años de 1990 los feminicidios.
La presencia de al menos una veintena de pueblos originarios en Ciudad Juárez ha formado una comunidad de indígenas migrantes que han adaptado sus culturas populares a la cultura fronteriza de muchos otros recién llegados de distintas regiones y entidades federales y países. Y es en estos espacios públicos donde estos grupos se resignifican y presentan como parte de una ciudad-región con vocación a la diferencia cultural, lo que no quita que existan diversas formas de racismo cotidiano e institucional. Pero, es precisamente el espacio público ese lugar de encuentro, reconocimiento del otro y convivencia donde lo diverso y diferente es asumido como propio y parte una cultura más amplia donde cabemos todos. La importancia del espacio público es la de funcionar como ese lugar de entendimiento y en el que la inclusión es posible, por ello, apostar a su habilitación y uso es esperanzador en una ciudad donde la criminalidad y la violencia crónica han cimbrado las estructuras sociales y comunitarias de la ciudad.
Sin ocultar los problemas de racismo y colonialismo interno de la ciudad hacia ciertas minorías sociales, culturales, étnico-raciales y sexuales, es importante destacar el papel del espacio público como aquel espacio o territorio donde las disputas o diferencias se relajan dando lugar al entretenimiento, la recreación y el sano esparcimiento de familias y población en general que producto de la contingencia sanitaria del COVID-19 requiere de recuperar su vida cívica y cotidiana como catarsis ciudadana frente a los problemas urbano, social, económico y de inseguridad que afronta la región fronteriza.
Finalmente, es celebrar la reapertura de los espacios públicos, su reapropiación por parte de los ciudadanos y darle con las restricciones debidas, por el distanciamiento social y sanitario, un uso intenso con la fuerza del coraje cívico necesario para que la vida pública de la ciudad adquiera la vitalidad de hace dos años previos al confinamiento y encierro social. Este tipo de eventos culturales son una muestra del deseo de una población por una elección directa por el esparcimiento, el encuentro, el reconocimiento del otro y la convivencia.
Sin ocultar los problemas de racismo y colonialismo interno de la ciudad hacia ciertas minorías sociales, culturales, étnico-raciales y sexuales, es importante destacar el papel del espacio público como aquel espacio o territorio donde las disputas o diferencias se relajan dando lugar al entretenimiento, la recreación y el sano esparcimiento de familias y población en general que producto de la contingencia sanitaria del COVID-19 requiere de recuperar su vida cívica y cotidiana como catarsis ciudadana frente a los problemas urbano, social, económico y de inseguridad que afronta la región fronteriza.
Finalmente, es celebrar la reapertura de los espacios públicos, su reapropiación por parte de los ciudadanos y darle con las restricciones debidas, por el distanciamiento social y sanitario, un uso intenso con la fuerza del coraje cívico necesario para que la vida pública de la ciudad adquiera la vitalidad de hace dos años previos al confinamiento y encierro social. Este tipo de eventos culturales son una muestra del deseo de una población por una elección directa por el esparcimiento, el encuentro, el reconocimiento del otro y la convivencia.