Espacio público y comercio de calle: espacios temporalizados, negociación y vida cotidiana
abril 25, 2023El cuidado infantil como parte de la seguridad laboral de mujeres trabajadoras en Ciudad Juárez.
abril 26, 2023En el día del libro, reflexionamos sobre ese artefacto maravilloso de la palabra escrita: el libro; y nos preguntamos sobre su intrigante relación con la palabra dicha, que nos lleva al diálogo entre dos gigantes de la literatura, Jorge Luis Borges y Octavio Paz.
Borges, un escritor apasionado del libro, lo nombra como una extensión del pensamiento y la felicidad asequible, escribe en El Libro: “De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo (…) Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación” . Igualmente, el escritor nos recuerda sobre Platón y su parecer sobre los libros, al ser Platón figura emblemática del pensamiento filosófico y la importancia de la palabra oral, escribe en ese mismo texto: “Los antiguos no profesaban nuestro culto del libro —cosa que me sorprende; veían en el libro un sucedáneo de la palabra oral. […] Tenemos el alto ejemplo de Platón, cuando dice que los libros son como efigies (…), que uno cree que están vivas, pero si se les pregunta algo no contestan. Entonces, para corregir esa mudez de los libros, inventa el diálogo platónico”.
Así, quizás en contraste con J.L. Borges, y más en concordancia con Platón (y otros como F. de Saussure), el escritor Octavio Paz en La palabra dicha nos habla de la importancia y significado del lenguaje percibido y la palabra hablada más allá de lo escrito, como lo que nombra la realidad y la llena de contenido, la vuelve símbolo, y escribe: "La palabra se levanta de la página escrita. (…). Anda sobre un hilo tendido del silencio al grito, sobre el filo del decir estricto”. Paz considera la construcción de la realidad más cargada de subjetividad, él o ella que lo habla y otro que lo escucha, productor y receptor, y entonces en contraste con las referencias que hace Borges al libro como objeto. Paz escribe: “Cada palabra o grupo de palabras es una metáfora. Y así mismo es un instrumento mágico, esto es, algo susceptible a cambiarse en otra cosa y de transmutar aquello que toca: la palabra pan, tocada por la palabra sol, se vuelve efectivamente un astro”. Es decir, ambos autores consideran a la palabra casi una forma de sortilegio, pero mientras Octavio Paz piensa al ser humano y su lenguaje como metáfora original que lo construye, para J.L. Borges los libros son por sí mismos lenguaje, contenedores de tiempo y espacio que le han dado sentido al devenir humano al inscribirlo en papel.
Borges nos narra sobre bibliotecas infinitas y libros que tienen vida propia, que construyen y contienen realidades. J.L Borges en el Poema de los dones, considera que la interacción con el libro es un acto de creación y construcción de la realidad por sí misma, escribe: “Tomar un libro y abrirlo guarda la posibilidad del hecho estético (…) ¿Qué es un libro si no lo abrimos? Es simplemente un cubo de papel y cuero, con hojas; pero si lo leemos ocurre algo raro, creo que cambia cada vez”. Para Borges se trata de introducirnos a un mundo y crearlo, la manera más cercana a la felicidad, nos recuerda a lo dicho por otro filósofo sobre el libro, escribe: “Montaigne apunta a que el concepto de lectura obligatoria es un concepto falso. (…) ve en la lectura una forma de felicidad. (…) Un libro no debe requerir un esfuerzo, la felicidad no debe requerir un esfuerzo. Pienso que Montaigne tiene razón”.
Para Borges leer es más importante que nombrar, escribir y crear, es escuchar a través de la lectura, el libro es un contenedor de sabiduría relativo al lector, declaraba que otros pueden alardear de sus escritos, pero para él, tomamos orgullo de los que hemos leído, y añadía, “[y]o he dedicado una parte de mi vida a las letras, y creo que una forma de felicidad es la lectura; otra forma de felicidad menor es (…) lo que llamamos creación, que es una mezcla de olvido y recuerdo de lo que hemos leído”. Entonces, los libros continuarán, como lo inscribe Borges en sus textos El Aleph y Babel y sus bibliotecas hexagonales e interminables que seguirán siempre existiendo a pesar de todo; el libro, ese fascinante objeto que por sí mismo parece infinito, sin fondo y sin límites, al igual que la biblioteca que los alberga. Algunos dicen que el libro está en extinción, pero sobrevivirá a las redes sociales, a lo efímero, al decadente Tik Tok, a las editoriales rapaces, al conocimiento superficial y a la banalidad capitalista del consumismo, la desigualdad y la mercantilización de la palabra. Como Borges afirmaba en una de sus conferencias: “Se habla de la desaparición del libro; yo creo que es imposible. Se dirá qué diferencia puede haber entre un libro y un periódico (…) [o un Tik Tok]. La diferencia es que (…) se lee para el olvido, (…) es algo mecánico y por lo tanto frívolo. Un libro se lee para la memoria”. Los libros no son una distracción efímera, nos acercan a unas pocas respuestas, y quizás a todas las preguntas que podríamos tener sobre la vida y la realidad, desde la sabiduría, el amor, la alegría, la empatía, la razón y la locura.
Y ¿Para ti qué es un libro?
[1] Profesora Investigadora en El Colegio de Sonora, en comisión por Investigadoras e Investigadores por México de Conacyt (IxM).
1 Comment
Que bien que estés en ese trabajo, me da mucho gustó saber que eres una de las mujeres, qué sabe escuchar a todas y vamos a seguir así luchando por la igualdad de género.