Notas sobre el Primer Foro “Rumbo a la Ley de Espacio Público”
julio 20, 2020Nota Urbana. Espacio público, movilidad y tiempo libre
julio 31, 2020Después de 121 días de quedarnos en casa, son múltiples los pensamientos inéditos por los que ha transitado la mente, muchas han sido reacciones emocionales, así como también respuestas del cuerpo al encierro. Ver la vida desde la ventana me hace valorar el paisaje que está a unos cuantos pasos, pero no puedo vivirlo; y el paisaje lejano, que estira la mirada a lugares que no me había detenido a observar y que hoy ya se han vuelto familiares.
Entre estas contradicciones hemos estado viviendo durante 17 semanas y media; sin embargo, desde esta condición tenemos muchas ventanas que nos permiten mirar y también ser vistos, lo que me lleva a preguntarme ¿Qué significa lo público desde esta nueva realidad? ¿Cómo entenderlo hoy desde el nosotros y nuestra condición humana como seres sociales?
Richard Sennett (2011)[2] lo describe así: Lo “Público” significa lo que ocurre fuera de la vida de la familia y de los amigos, el silencio en público es el único camino por el que se puede experimentar la vida pública, especialmente la vida en la calle, sin sentirse abrumado. Hemos venido ejercitando cómo nos movemos en lo público, nuestra condición pública y cómo vivimos en la relación con el otro, en situaciones de la vida cotidiana como lo describe Sennett.
Sin embargo, ¿Cómo se entiende ese sentido de lo público en el espacio privado en el confinamiento de nuestras casas?, si lo privado ha transitado al hecho de estar en la intimidad, a estar solos, con la familia o con amigos íntimos, en un mundo propio, exclusivo y conocido, entonces ¿Cómo transcurre el afuera?, ¿Afuera de la familia o del entorno más cercano? En lo público aparece el silencio, cuando experimentamos la vida pública en la calle y lo público en sus múltiples dimensiones, no conocemos al vecino, el de la puerta de al lado, ni el de la puerta de enfrente; hoy que todos estamos en casa, la experiencia de traspasar la puerta hacia la vida pública es más silenciosa y evasiva, no queremos ni cruzar la mirada, casi escondida detrás del cubrebocas.
Hemos naturalizado el andar rápido, el aislamiento y la mirada perdida, es una descripción típica de nuestro andar por la calle, transitamos y nos aislamos de los demás, mucho de ello se lo debemos al teléfono celular, nos introyecta, sí, pero de igual forma nos expone frente a los otros tras el dispositivo. Y es aquí donde entramos en otro espacio temporal, de lo relativo y de lo absoluto, el de la virtualidad, la productividad, el “Zoomismo”[4] y del crecimiento exponencial del tiempo.
Se pone en evidencia la desigualdad en la vida contemporánea donde lo privado supera lo doméstico, y hoy regresamos a ello, actividades básicas propias de la familia mezcladas con las actividades laborales y otras, propias de nuestra vida pública como un continuum espacio temporal. Las diferentes escalas de lo privado, como capas de cebolla, como lo describe Paola Coppola Pignatelli (2004) conchas espaciales[3] que se van desvaneciendo, entonces ¿Qué tan privado es lo privado?, lo estamos compartido en este momento, como estamos afrontando o evadiendo, ensimismados, tanto que cuesta definirlo, dibujarlo, comunicarlo.
Una característica de esta condición es no tener traslados, un tema recurrente en la CDMX, de cómo se pierde la vida en el traslado. Sin embargo hoy se extrañan esas experiencias urbanas, que aunque caóticas, hacen parte del habitar citadino y de las múltiples construcciones de imágenes urbanas cambiantes, que desde nuestros imaginarios cotidianos se confinan en nuestra mente para aislarnos del otro; como por ejemplo, la experiencia en el transporte público, dicho de esta manera suena hasta nostálgico.
Richard Sennett (2011)[2] lo describe así: Lo “Público” significa lo que ocurre fuera de la vida de la familia y de los amigos, el silencio en público es el único camino por el que se puede experimentar la vida pública, especialmente la vida en la calle, sin sentirse abrumado. Hemos venido ejercitando cómo nos movemos en lo público, nuestra condición pública y cómo vivimos en la relación con el otro, en situaciones de la vida cotidiana como lo describe Sennett.
Sin embargo, ¿Cómo se entiende ese sentido de lo público en el espacio privado en el confinamiento de nuestras casas?, si lo privado ha transitado al hecho de estar en la intimidad, a estar solos, con la familia o con amigos íntimos, en un mundo propio, exclusivo y conocido, entonces ¿Cómo transcurre el afuera?, ¿Afuera de la familia o del entorno más cercano? En lo público aparece el silencio, cuando experimentamos la vida pública en la calle y lo público en sus múltiples dimensiones, no conocemos al vecino, el de la puerta de al lado, ni el de la puerta de enfrente; hoy que todos estamos en casa, la experiencia de traspasar la puerta hacia la vida pública es más silenciosa y evasiva, no queremos ni cruzar la mirada, casi escondida detrás del cubrebocas.
Hemos naturalizado el andar rápido, el aislamiento y la mirada perdida, es una descripción típica de nuestro andar por la calle, transitamos y nos aislamos de los demás, mucho de ello se lo debemos al teléfono celular, nos introyecta, sí, pero de igual forma nos expone frente a los otros tras el dispositivo. Y es aquí donde entramos en otro espacio temporal, de lo relativo y de lo absoluto, el de la virtualidad, la productividad, el “Zoomismo”[4] y del crecimiento exponencial del tiempo.
Se pone en evidencia la desigualdad en la vida contemporánea donde lo privado supera lo doméstico, y hoy regresamos a ello, actividades básicas propias de la familia mezcladas con las actividades laborales y otras, propias de nuestra vida pública como un continuum espacio temporal. Las diferentes escalas de lo privado, como capas de cebolla, como lo describe Paola Coppola Pignatelli (2004) conchas espaciales[3] que se van desvaneciendo, entonces ¿Qué tan privado es lo privado?, lo estamos compartido en este momento, como estamos afrontando o evadiendo, ensimismados, tanto que cuesta definirlo, dibujarlo, comunicarlo.
Una característica de esta condición es no tener traslados, un tema recurrente en la CDMX, de cómo se pierde la vida en el traslado. Sin embargo hoy se extrañan esas experiencias urbanas, que aunque caóticas, hacen parte del habitar citadino y de las múltiples construcciones de imágenes urbanas cambiantes, que desde nuestros imaginarios cotidianos se confinan en nuestra mente para aislarnos del otro; como por ejemplo, la experiencia en el transporte público, dicho de esta manera suena hasta nostálgico.
Ahora estamos en un aislamiento del espacio tiempo y detrás de eso emergen situaciones de cómo es nuestro rol en el espacio público real-virtual, la tecnología nos permite estar, pero cada quien en su espacio privado. Entramos al espacio privado de los demás, solo con un click y se rompen las barreras de lo íntimo, me pregunto ¿Es esta acción, un acto invasivo?
Considero que re conceptualizar al individuo como ser singular y su manifestación en las prácticas sociales desde su experiencia espacial, hoy se hace necesario para comprender el espacio social[5].Lo privado y lo público más allá del espacio físico, no es el uno sin el otro, existe uno porque está el otro, entonces en esta realidad confinada ¿Todo es espacio social?
Entre el cruce de una mirada en el sentido privado y el silencio como experiencia en la vida pública, pareciera que las personas tenemos pocas posibilidades de acciones civilizatorias en la actualidad, es decir, comportarnos como miembros de una comunidad, de la sociedad[6]. En este sentido, las estrategias para vivir la vida pública, nos separan entre los privilegiados y los vulnerables, lo que implica desarrollar el sentido de comunidad, el de los amigos, los vecinos, los familiares y como ayudar a los otros.
Retomar acciones que nos dan posibilidades como civilización y re crear ese espacio social donde nos identificamos y nos vinculamos con los cercanos y con los que no lo son. Re pensar nuestras prácticas y como re dibujamos esta historia con los cambios en los modos de habitar, obligados a evolucionar en este espacio tiempo con las actividades prioritarias en el espacio privado transformado.
¿Qué podemos hacer hoy? Desde la disciplina, desde ámbito privado y público entrelazado, que se ha venido transformando y re valorando con angustia y con placer, desde la ventana, el balcón, la terraza, espacios privados con sentido público en las dinámicas de la vida hoy. La relevancia cotidiana de estos espacios, nos permite tener contacto con el mundo exterior y mirar hacia afuera con el anhelo de volver a la calle.
Estos signos de intercambio de miradas y de situaciones que tejen el límite imaginario que existe entre dos cosas, entre los dos ámbitos, lo público y lo privado, generan la pregunta ¿Cómo tejer entre los hilos de los procesos de transformación formal y social, de los comportamientos de los individuos, de las actividades y de las formas de apropiarnos del entorno en nuestra realidad cambiante?
Considero que re conceptualizar al individuo como ser singular y su manifestación en las prácticas sociales desde su experiencia espacial, hoy se hace necesario para comprender el espacio social[5].Lo privado y lo público más allá del espacio físico, no es el uno sin el otro, existe uno porque está el otro, entonces en esta realidad confinada ¿Todo es espacio social?
Entre el cruce de una mirada en el sentido privado y el silencio como experiencia en la vida pública, pareciera que las personas tenemos pocas posibilidades de acciones civilizatorias en la actualidad, es decir, comportarnos como miembros de una comunidad, de la sociedad[6]. En este sentido, las estrategias para vivir la vida pública, nos separan entre los privilegiados y los vulnerables, lo que implica desarrollar el sentido de comunidad, el de los amigos, los vecinos, los familiares y como ayudar a los otros.
Retomar acciones que nos dan posibilidades como civilización y re crear ese espacio social donde nos identificamos y nos vinculamos con los cercanos y con los que no lo son. Re pensar nuestras prácticas y como re dibujamos esta historia con los cambios en los modos de habitar, obligados a evolucionar en este espacio tiempo con las actividades prioritarias en el espacio privado transformado.
¿Qué podemos hacer hoy? Desde la disciplina, desde ámbito privado y público entrelazado, que se ha venido transformando y re valorando con angustia y con placer, desde la ventana, el balcón, la terraza, espacios privados con sentido público en las dinámicas de la vida hoy. La relevancia cotidiana de estos espacios, nos permite tener contacto con el mundo exterior y mirar hacia afuera con el anhelo de volver a la calle.
Estos signos de intercambio de miradas y de situaciones que tejen el límite imaginario que existe entre dos cosas, entre los dos ámbitos, lo público y lo privado, generan la pregunta ¿Cómo tejer entre los hilos de los procesos de transformación formal y social, de los comportamientos de los individuos, de las actividades y de las formas de apropiarnos del entorno en nuestra realidad cambiante?
La espacialización de los acontecimientos, el tránsito de las personas y situaciones territorializadas en micro geografías, reivindica la capacidad de acción de lo local, de lo propio, de lo que nos pertenece como bien común, desde donde se puede apuntalar la identidad. Re significar es dar vigencia histórica, construir sociedad y generar sentido de pertenencia.
[1]Dra. En Arq. Gloria Patricia Medina Serna. Profesora de Tiempo Completo. Facultad de Arquitectura. UNAM [2] Sennett, Richard. (2011). El declive del hombre público. Barcelona: Editorial Anagrama. [3]Coppola Pignatelli, Paola.(2004) Análisis y diseño de EL ESPACIO QUE HABITAMOS. Editorial PAX MÉXICO. [4]https://medioambiente.nexos.com.mx/?p=277#.Xotz_jHsos8.whatsapp [5]Lefebvre, H. (2013). La producción del espacio. Madrid: Capitán Swing. [6]Medina Serna, Gloria Patricia.(2018)Tesis Doctoral.“El vínculo socio espacial entre la casa y la calle”.UNAM
[1]Dra. En Arq. Gloria Patricia Medina Serna. Profesora de Tiempo Completo. Facultad de Arquitectura. UNAM [2] Sennett, Richard. (2011). El declive del hombre público. Barcelona: Editorial Anagrama. [3]Coppola Pignatelli, Paola.(2004) Análisis y diseño de EL ESPACIO QUE HABITAMOS. Editorial PAX MÉXICO. [4]https://medioambiente.nexos.com.mx/?p=277#.Xotz_jHsos8.whatsapp [5]Lefebvre, H. (2013). La producción del espacio. Madrid: Capitán Swing. [6]Medina Serna, Gloria Patricia.(2018)Tesis Doctoral.“El vínculo socio espacial entre la casa y la calle”.UNAM