Recorridos Urbanos: El espacio público en la experiencia neoliberal
diciembre 27, 2022Reseña 2022
enero 27, 2023¿Por qué importa la política urbana? La palabra pareciera alejada de la experiencia cotidiana de habitar la ciudad y sin embargo influye de manera directa en lo que ocurre en el espacio urbano. Si la política urbana alude a un conjunto de ideas convertidas en acciones, entonces la categoría es útil porque nos acerca a lo que ocurre en la ciudad y a la manera cómo ocurre con efectos en las formas de organización del espacio social, público, doméstico y privado. Hablar de política urbana nos introduce no solo a la actuación del Estado y del gobierno en la organización del espacio urbano, en la dimensión económica, política, cultural y jurídica2. También, permite observar el rumbo de las relaciones e intereses de clase a través de modos de (in)acción de gobierno en el espacio urbano; y la manera cómo los reclamos y necesidades de distintos actores sociales se incorporan o no, a la intervención pública-estatal; lo que revela la tensión entre la adecuación a las necesidades del capital y la necesidad de responder a las demandas ciudadanas3. Formadas por distintas concepciones de lo urbano, las políticas urbanas cambian de acuerdo con el contexto histórico-social donde surgen, por lo que no hay una única definición sino diversas interpretaciones4. La importancia radica quizá sobre todo en el hecho de que expresan la comprensión de lo urbano, lo que a su vez ayuda a elaborar la comprensión de lo que hace a las ciudades lo que son y a entenderlas. Desde los años ochenta del siglo veinte, el pensamiento neoliberal, introduce cambios en la concepción de lo urbano reorientando el diseño y el contenido de las políticas urbanas en distintas ciudades y metrópolis. En circunstancias de globalización y de privatización de recursos sociales, donde las ciudades son actores estratégicos del orden económico, estas políticas priorizan la competitividad, los negocios inmobiliarios, las inversiones financieras, las nuevas tecnologías y la seguridad.
En distintas ciudades del mundo y este es el caso de las capitales de América Latina, las políticas urbanas orientadas a la centralidad del mercado y al protagonismo de lo privado sobre lo público, en las décadas que marcan el cambio del siglo veinte al veintiuno, se inspiran en el modelo de capitalismo financiero que introduce este enfoque en el discurso político y cultural. Las políticas urbanas han sido un instrumento clave para la materialización de este modelo en la transformación de la ciudad y del espacio público con efectos excluyentes que han debilitado los derechos colectivos. En la Ciudad de México, la manera de entender lo urbano y el debate público en torno a la ciudad ha estado influido desde las últimas décadas del siglo veinte por la transformación del papel del Estado frente a la sociedad así como del gobierno en la planeación del territorio y del lugar, desplazando fuera de la política urbana la concepción de la ciudad como producto social y urbano, cívico y político, proveedor de bienestar, incluyente y articulado. El proyecto neoliberal se introduce en circunstancias de tránsito hacia la terciarización económica, hacia la incorporación de innovaciones científicas y tecnológicas sin precedentes y hacia la construcción de la democracia política. Modifica de manera profunda la vida pública y la experiencia urbana, en una capital que a finales del siglo veinte evidenciaba la formación de la concentración megalopolitana en el centro del país. En este proceso, la política urbana actúa bajo la influencia cada vez mayor de intereses del capital financiero e inmobiliario en la producción del espacio urbano y como soporte del proyecto económico que aún prevalece. Esto, no obstante que en su devenir despliega inconsistencias crecientes que enfrentan formas de resistencia, acciones colectivas, movimientos sociales y conflictos por los derechos que reclaman justicia espacial y que se expresan en el espacio público.
En México, el nuevo gobierno federal y de la capital electos en el año 2018, expresan en el discurso político la promesa de un cambio en el compromiso del Estado frente a la sociedad, que muestra la reorientación de la política pública sobre todo hacia las clases más pobres. En este contexto, es creciente la tensión entre los intereses del capital, el papel del gobierno y las demandas sociales, de género, económicas y ambientales de distintos actores urbanos locales y globales. En la capital esta tensión converge en forma conflictiva en la discusión impulsada por distintas organizaciones sociales en torno al nuevo proyecto de ciudad contenido en el Programa General de Desarrollo y en el Programa General de Ordenamiento Territorial, tema público que será objeto de consulta ciudadana y en su caso aprobación. Destacan dos líneas del conflicto: de una parte el cuestionamiento sobre un cambio de enfoque real en la política urbana y en los instrumentos de planeación urbana que contrarresten la mercantilización, la privatización así como las desigualdades y problemas socio-ambientales generados con impacto en toda la sociedad. De otra, la escasa difusión mediática y los restringidos mecanismos participativos para informar, comunicar, difundir e incluir a los distintos grupos sociales en un proceso sin precedentes que implique participar en la planeación de la ciudad y en las decisiones sobre lo que ocurre en el lugar que habitan. Ante esta situación mencionada en forma no exhaustiva, distintas organizaciones sociales han abierto espacios públicos donde se debaten y elaboran propuestas, logrando ampliar el tiempo para la consulta y que el Gobierno de la Ciudad atienda y actúe en favor de algunas de las demandas planteadas. Por ejemplo en la franja sur de la capital, destaca el caso del cambio de uso del suelo de conservación a suelo de uso rural. De aprobarse hubiera favorecido una urbanización acelerada con efectos socio-ambientales negativos para las comunidades y el espacio ecológico que requiere atención para su conservación. Esta reflexión sobre la importancia de la política urbana en las formas diversas de habitar plantea la interrogante de ¿cómo hacer posible un cambio de enfoque en la política urbana y cuál es el papel de la sociedad y de las instituciones en este proceso que pretende fortalecer los derechos colectivos? Discusión que en contextos de profundas desigualdades tiene que ver con el significado del derecho a la ciudad y de la ciudadanía en la experiencia urbana del siglo veintiuno.