8M: Espacio público, voces y pasos contra la violencia de género ¿qué sigue?
marzo 27, 2023Espacio público y comercio de calle: espacios temporalizados, negociación y vida cotidiana
abril 25, 2023¿Qué implica la presencia del cuerpo policiaco en las manifestaciones feministas?, ¿Qué aporta la violencia, la destrucción de inmuebles y el ataque al cuerpo policiaco por parte de algunos manifestantes? ¿Esto ayuda a visibilizar las necesidades, resuelve conflictos o bien los perpetúa? El pasado 8 de marzo se llevó a cabo la marcha anual por el día de la mujer. En el centro de la Ciudad de México, colectivos feministas, mujeres organizadas y sociedad civil se dieron cita en diferentes puntos para manifestarse y tomar las calles. La presencia del cuerpo policiaco de la CDMX no pasó desapercibida.
Grupos de mujeres policías con chalecos morados se desplegaron, todas en fila caminaban a las orillas de la marcha, simulando el conocido “cinturón de seguridad” que se realiza como una forma de autocuidado dentro los contingentes. La movilización de mujeres en esta fecha ha crecido en los últimos años, el señalamiento a la violencia y vandalismo que genera dicha movilización no es nueva. De hecho, los medios de comunicación han sido un factor importante para el amarillismo que deslegitima la marcha. En varias ocasiones, la presencia de la policía transmite la idea de que “quien protesta es un sujeto carente de una fuerza política al asociarlo a la irracionalidad.” (Cerva, 2020)
Las señalizaciones de los medios de comunicación y de las autoridades se han concentrado en las consecuencias de las marchas, tales como los destrozos y heridos, esta posición generaliza y polariza la percepción de las y los manifestantes y del feminismo. Se deja de lado el problema de la violencia cotidiana hacia las mujeres.
Sin embargo, no se puede negar que la organización de algunos grupos de mujeres feministas radicales ha crecido en cuanto el despliegue de violencia contra la policía y destrucción dentro de la marcha. Así mismo, estas destrucciones e intervenciones han sido justificadas por estos grupos como una respuesta y un reclamo contra la negligencia y violencia que sufren por parte del gobierno y la sociedad insertas en la estructura patriarcal.
A pesar de esto, no todas las mujeres feministas y manifestantes comparten esta visión, algunas manifestantes protegen edificios, abrazan al cuerpo policiaco, o bien, se limitan a marchar y gritar. Esto responde a la diversidad de objetivos, expresiones y propósitos al manifestarse de las mujeres, pues Cerva (2020) ha señalado, que dentro del feminismo que hoy día se expresa en las redes y en las calles en nuestro país, es posible advertir que las mexicanas, más que identificarse con el feminismo como movimiento social y político, comparten una situación de indignación frente a la violencia y la falta de atención institucional; el resultado de esa apreciación colectiva es la toma de una conciencia sobre la necesidad de protesta.
La manifestación del 8M en estos términos aparece como un espacio en donde diversos grupos de mujeres, auto identificadas como feministas o no, salen a reapropiarse de las calles; las expresiones de esta apropiación varían, pero aquellas que incluyen la violencia como modo de defensa son las que más tensiones han tenido con las autoridades y la opinión pública.
La presencia de las policías en la marcha ha generado tensiones, principalmente con los grupos feministas radicales. Si bien, la consigna: “me cuidan mis amigas, no la policía”, hace referencia al abuso policial y la falta de atención por parte del Estado. En el caso de la marcha, las mujeres policías que participan actúan con pasividad y sin armas, responden con violencia hasta que algunos grupos de mujeres manifestantes hacen uso de ella en destrozos a edificios de propiedad privada, monumentos o atacándolas directamente.
De esta forma, mientras que algunos grupos de mujeres destrozaban el mobiliario a su paso, las mujeres policías respondieron con gas y llantas quemadas contra ellas, volviéndose así un espiral de violencia sin fin. Es decir, la manifestación en el espacio público visibiliza las tensiones, conflictos y estrategias entre dos sectores mayores, y representan cómo es que ambas partes no están apostado por formas alternativas de diálogo y resolución de problemas, se antepone el cuerpo y se vuelve a reproducir la violencia estructural que se vive día con día.
Finalmente, tanto los grupos de manifestantes, específicamente las del bloque negro y las policías acuden a la violencia como una estrategia y logran hacerse visibles, aunque los destrozos del inmobiliario y la violencia de ambos lados queda en un acto simbólico y situado, pues no atiende o propone atacar de raíz el conflicto de la violencia hacia las mujeres; queda como un acontecimiento, que si bien no es ajeno a la violencia estructural contra las mujeres, no da apertura a un dialogo ni resoluciones más efectivas contra la situación actual de violencia, sino que, divide las opiniones, convirtiendo al movimiento en una organización fragmentada.
Fuentes consultadas
Cerva, D., (2020), La protesta feminista en México. La misoginia en el discurso institucional y en las redes socio digitales, Revista Mexicana de Ciencias
Políticas y Sociales, 65 (en línea) https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-1918202000030017