Ciudadanía y acceso a los bienes urbanos en la ciudad de México. El Movimiento Urbano Popular
mayo 13, 2021La ciudad y la producción del espacio ciudadano
mayo 15, 2021Manifestarse también es una forma de cuidado
Ana Catalina Hernández Ramírez Ovi-Laura Oviedo Castrillón Milena Rincón Castellanos Ciudadanas colombianas
Defender nuestros derechos, así nos toque morir Himno de la Guardia Indígena[1]
¿Será posible que los Estados cuiden diferencialmente a sus ciudadanxs, según su contexto espacial, cultural, social, étnico, religioso, sexual? ¿Quién nos cuida en la ciudad en medio de las manifestaciones? ¿Qué es lo que cuidan aquellos que deben cuidar a la ciudadanía? Aquí nos preguntamos, si durante las marchas pacíficas, hay presencia de policía, el ESMAD y de una supuesta “asistencia militar” ¿A quién van a proteger? ¿A quiénes van a cuidar?
El concepto de cuidado ha sido desarrollado por varias teóricas feministas como Comas-d'Argemir (2017), Nieves-Rico y Segovia (2017) y muchas otras académicas, redes y colectivas, que apuntan a valorar la importancia de cuidar y ser cuidadx como un derecho para conservar, proteger y potenciar la vida misma. Asimismo, se ha entendido como un mandato de la feminidad que condiciona determinados roles de género a las mujeres, y excluye a los hombres por su supuesta “naturalidad” (Lamas, 2018). Por ello, abogan por el reconocimiento del trabajo reproductivo que en su mayoría realizan mujeres o cuerpos feminizados, desde un ámbito privado separado de lo público, que en la división sexual del trabajo se niega, desvaloriza, estigmatiza, discrimina y explota (Federici, 2013).
El concepto de cuidado ha sido desarrollado por varias teóricas feministas como Comas-d'Argemir (2017), Nieves-Rico y Segovia (2017) y muchas otras académicas, redes y colectivas, que apuntan a valorar la importancia de cuidar y ser cuidadx como un derecho para conservar, proteger y potenciar la vida misma. Asimismo, se ha entendido como un mandato de la feminidad que condiciona determinados roles de género a las mujeres, y excluye a los hombres por su supuesta “naturalidad” (Lamas, 2018). Por ello, abogan por el reconocimiento del trabajo reproductivo que en su mayoría realizan mujeres o cuerpos feminizados, desde un ámbito privado separado de lo público, que en la división sexual del trabajo se niega, desvaloriza, estigmatiza, discrimina y explota (Federici, 2013).
Esta mirada ha sido adoptada por algunxs dirigentes de Colombia, no obstante, el discurso de cuidado en el actual momento político, parece priorizar más el cuidado de la infraestructura, de las paredes, las estatuas coloniales y las empresas privadas, antes que la vida de quienes habitan, producen, inciden y configuran un territorio, y que hoy, se movilizan de manera colectiva reclamando sus derechos.
El 21 de noviembre del 2019 se convirtió en una fecha clave para las movilizaciones sociales en Colombia (Archila et al, 2020); la protesta ante la reforma tributaria del 2019 que vulneraba aún más las ya precarias condiciones sociales del país, agitó las calles, y casi dieciocho meses después, las razones para movilizarse se mantienen. Nuevamente, desde el 28 de abril del 2021, lxs ciudadanxs salieron de nuevo a las calles, principalmente movidxs por una nueva reforma tributaria llamada “Ley de Solidaridad Sostenible 439-2021” la cual se presenta como la consolidación de una infraestructura de equidad sostenible para fortalecer la política de erradicación de pobreza, pensada bajo principios de solidaridad. Sin embargo, en esta se plantean propuestas como gravar alimentos de consumo básico y servicios públicos, hecho que empobrecería aún más a la clase media, y que a pesar de exponerse con el pretexto de ayudar a la clase baja afectada por la pandemia, la realidad de la corrupción en el país y un promedio de 50 billones de pesos anuales, que según cifras de la Contraloría, desaparecen por este factor, hacen que la gente ponga en duda la supuesta redistribución económica, que en Colombia termina empobreciendo aún más a las clases medias y bajas y aumentando el patrimonio de las clases altas.
Tal proyecto de Ley fue retirado el 2 de mayo (Luna Silva, 2021), pero el problema no se resuelve con el retiro de este ladrillo tributario. Pues la raíz, son los muros de violencia, pobreza y segregación socioespacial que el modelo de política neoliberal ha desencadenado. Su práctica política anclada en el concepto moderno colonial de privatizar tanto territorios como los derechos fundamentales, ha sostenido la crisis humanitaria reflejada en los distintos hechos victimizantes del conflicto armado por el deseo capitalista de concentrar la tierra a manos de unos pocos que buscan explotar y despojar sin ningún reparo. Mientras tanto, nos han vendido el discurso de que somos un país pobre, y que en ese sentido solo pueden cuidar de la ciudadanía con un aporte llamado ‘subsidio’; dinero que proviene de los aportes de quienes el mismo sistema ha empobrecido, victimizado y culpado de su propia situación.
En oposición a esta práctica hegemónica, el cuidado que desde la ecologías política del Sur/Abya-Yala denuncian el antropocentrismo que esta mirada encarna, al concebir la naturaleza como un “recurso” disponible al capital. En tal sentido, plantean la noción de “los comunes” que defiende formas de habitar los territorios desde lo comunitario como eje principal de organización social y política para la reproducción de la vida y en especial, comenzar a deconstruir prácticas coloniales (Roca-Servat, 2020).
El 21 de noviembre del 2019 se convirtió en una fecha clave para las movilizaciones sociales en Colombia (Archila et al, 2020); la protesta ante la reforma tributaria del 2019 que vulneraba aún más las ya precarias condiciones sociales del país, agitó las calles, y casi dieciocho meses después, las razones para movilizarse se mantienen. Nuevamente, desde el 28 de abril del 2021, lxs ciudadanxs salieron de nuevo a las calles, principalmente movidxs por una nueva reforma tributaria llamada “Ley de Solidaridad Sostenible 439-2021” la cual se presenta como la consolidación de una infraestructura de equidad sostenible para fortalecer la política de erradicación de pobreza, pensada bajo principios de solidaridad. Sin embargo, en esta se plantean propuestas como gravar alimentos de consumo básico y servicios públicos, hecho que empobrecería aún más a la clase media, y que a pesar de exponerse con el pretexto de ayudar a la clase baja afectada por la pandemia, la realidad de la corrupción en el país y un promedio de 50 billones de pesos anuales, que según cifras de la Contraloría, desaparecen por este factor, hacen que la gente ponga en duda la supuesta redistribución económica, que en Colombia termina empobreciendo aún más a las clases medias y bajas y aumentando el patrimonio de las clases altas.
Tal proyecto de Ley fue retirado el 2 de mayo (Luna Silva, 2021), pero el problema no se resuelve con el retiro de este ladrillo tributario. Pues la raíz, son los muros de violencia, pobreza y segregación socioespacial que el modelo de política neoliberal ha desencadenado. Su práctica política anclada en el concepto moderno colonial de privatizar tanto territorios como los derechos fundamentales, ha sostenido la crisis humanitaria reflejada en los distintos hechos victimizantes del conflicto armado por el deseo capitalista de concentrar la tierra a manos de unos pocos que buscan explotar y despojar sin ningún reparo. Mientras tanto, nos han vendido el discurso de que somos un país pobre, y que en ese sentido solo pueden cuidar de la ciudadanía con un aporte llamado ‘subsidio’; dinero que proviene de los aportes de quienes el mismo sistema ha empobrecido, victimizado y culpado de su propia situación.
En oposición a esta práctica hegemónica, el cuidado que desde la ecologías política del Sur/Abya-Yala denuncian el antropocentrismo que esta mirada encarna, al concebir la naturaleza como un “recurso” disponible al capital. En tal sentido, plantean la noción de “los comunes” que defiende formas de habitar los territorios desde lo comunitario como eje principal de organización social y política para la reproducción de la vida y en especial, comenzar a deconstruir prácticas coloniales (Roca-Servat, 2020).
Las diferentes organizaciones comunitarias, campesinas, indígenas, afrodescendientes y feministas han sostenido su presencia, no solo en la calles, sino en las pocas oportunidades que tienen para hablar con quienes gobiernan nuestro país; porque esta comunicación aunque debería darse de manera frecuente, pacífica y en condiciones igualitarias, no se da así. Las organizaciones comunitarias han garantizado de múltiples maneras la reproducción de la vida, replicándolas en el Paro: ollas comunitarias, casas en centros de salud, hospedaje en universidades, asambleas populares, apoyo psicológico y jurídico, tanto a marchantes como a sus familias, pruebas gratuitas de Covid-19, el registro audiovisual de las marchas, compartir los vídeos de las protestas en otros países, los mensajes de compañerxs mandando fuerza, los abrazos digitales, el sentir que los afectos colectivos desde diferentes partes del mundo sostienen nuestras vidas. Es la colectivización de los afectos lo que nos mantendrá vivos, así el Estado nos viole, así el Estado nos desaparezca, y así el Estado nos asesine.
La movilización es la expresión encarnada de inconformidad, dolor, malestar y solidaridad con un país, que en medio de una pandemia por COVID 19, sufre más por la crisis social, económica y de violencia. El asesinato selectivo a líderes, lideresas sociales y defensorxs de DDHH y las masacres en los espacios rurales y las ciudades más apartadas de los centros económicos del país ha sido sistemático, con más de 971 líderes asesinados después de la firma del Acuerdo de Paz, según Indepaz (Noguera Montoya, 2020). Varios sectores económicos del país están al borde de la quiebra y las cifras hablan de 3,5 millones de personas que entraron este año a condición de pobreza, con esto, la cifra de pobreza monetaria del último año se ubica en 42,5% según cifras del DANE (2021), con tal panorama, crece el hambre, la desigualdad, la ausencia estatal continúa.
Por esto, con cada arenga, con cada letrero que alzan bajo sol y lluvia, con cada cacerolazo, los manifestantes nos están cuidando. Cuidan a quienes no están en las calles, porque hay miedo de morir y sentir que sea una muerte que no valga la pena, a quienes no pueden salir, porque su salud no les permite mover sus cuerpos o porque están haciendo ese trabajo reproductivo para garantizar la vida de quienes se están manifestando, a lxs que en medio de llamas tienen que ir a trabajar. No obstante, la manera en que opera el inconsciente colonial (Guatarri y Rolnik, 2015) nos ha llevado a pensar y percibir la idea de cuidado más como una forma de seguridad que naturaliza la violencia.
No obstante, lxs periodistas, ciudadanxs y medios independientes han sido quienes han garantizado la producción de información para saber qué está pasando. Denuncias de censura en cuentas personales de Instagram y Facebook, han detonado estrategias de cómo cuidar la información, para que a nivel internacional se den cuenta de cómo el gobierno no quiere que se sepan las violaciones a nuestros cuerpos y a los DDHH. Nos censuran, nos niegan la noche, y producen miedo con sus helicópteros sobrevolando sobre nosotrxs, mientras aumentan a diario los casos de personas desaparecidas, 379 con el temor de seguir repitiendo la historia del Paro Nacional de 1977, donde aun hay personas de las cuales no tenemos información (Comunicaciones CJL, 2021, CNMH, 2013).
A todxs lxs ciudadanxs que marchamos y/o apoyamos el Paro Nacional nos tildan de vándalos, terroristas, guerrilleros, y una serie de calificativos que nos posicionan en una otredad, que nos separa y estigmatiza, haciéndonos ver como quienes vulneramos los derechos de quienes se autodefinen como ciudadanos de bien, productivos, ocupados y conscientes.
En consecuencia, la Guardia Iindígena hace un llamado “En todas las cuadras, en todas las comunas, en todos los sitios, constituyan las guardias comunitarias porque el poder colectivo de la comunidad neutraliza cualquier otra situación de agresión” (@Gu2Hail, 8 de mayo 2021). En tal sentido, se evidencian dos discursos, uno que llama a la colectivización y la solidaridad, y otro que promueve el silenciamiento, el individualismo y el sostenimiento del statu quo.
El discurso dominante de los representantes del Estado hablan de protestar de manera pacífica, “sin violencia”, sin “vandalizar", con “cuidado” de no dañar, no pintar, no quebrar. Cuidar de “la ciudad”, cuidar las paredes, los edificios y las estatuas que, muchas veces, representan un sistema en el que la gente ya no cree. Por esto, la estética de la manifestación en el espacio urbano confronta los discursos y materialidades coloniales, racistas, clasistas y sexistas, que a su vez, irrumpe e interpela a quienes desean ver un espacio público “limpio”, sin exigencias e inmaculado; porque se quiere hacer pensar, que la lucha no es de todxs, ni con todxs, y más bien conviene mantener un espacio que disimula la realidad social, y la encubre con imaginarios de bienestar y prosperidad.
Para finalizar, cabe decir que la lucha por la búsqueda de una justicia social y espacial, que va más allá de la redistribución económica, busca también el reconocimiento y representación de todas las diversidades culturales, sexuales y étnicas (Fraser; 2006; Yong, 2000). Cuidar es reconocer mi historia en la experiencia de lx otrx, es valorar que el mundo no debe estar soportado en estructuras de poder de clase, género, raza, y otras. Debe estar soportado en la interdependencia (Butler, 2020), y la ecodependencia, en donde realmente me preocupo porque todos los seres vivientes tengan las condiciones adecuadas para vivir. Implica entender que tu vida y la mía no son mundos independientes y autónomos que se construyen de manera individual, se construyen a través de un territorio común, de redes invisibles que me conectan permanente con lx otrx. La profusión de redes afectivas y políticas que emergen de la movilización, nos permitirá garantizar y sostener la vida, eso es cuidar.
Referencias
Archila, M.; García, M.; Garces, S. Restrepo, A. (2020). 21N: el desborde de la movilización en Colombia. LASA FORUM. 51 (4), 23-17.
Butler, J. (2020). El poder de la no violencia.Colombia: Editorial Planeta Colombiana S.A.
Ceballos-Ramos, O. L.; Vega-Romero, R.; Fernández-Juan, A.; Martínez-Collantes, J.; Ferney-Herrera R.; Londoño-Palacio, O.L.; Chaparro-Borja, P.; Caicedo-Medina, J.; Rincón-Castellanos, M. y Giraldo-Villate, I. (2015). La habitabilidad y la salud en Colombia. Una propuesta metodológica para su análisis. Bitácora Urbano Territorial, 25 (1), 31-41,
Centro Nacional de Memoria Histórica. Desaparición forzada Tomo II: Huellas y rostros de la desaparición forzada (1970-2010). Bogotá, Imprenta Nacional, 2013.
Comas- 'Argemir, D. (2017). Cuidados, género y ciudad en la gestión de la vida cotidiana. En La erosión del espacio público en la ciudad neoliberal. (59-90). México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Comunicaciones CJL. (7 de mayo 2021) 471 personas desaparecidas en las movilizaciones que iniciaron el 28 de abril: Mesa de Trabajo sobre Desaparición Forzada. Corporación Jurídica Libertad. Recuperado de: https://cjlibertad.org/471-personas-desaparecidas-en-las-movilizaciones-que-iniciaron-el-28-de-abrilmesa-de-trabajo-sobre-desaparicion-forzada/
El Tiempo (6 de mayo de 2021). Sector por sector. ¿qué reclaman los que se mantienen en el paro? Sección Política. Recuperado de: https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/paro-nacional-cuales-son-las-peticiones-del-comit e-del-paro-586490
Federación Nacional de Comerciantes,FENALCO (2021). Rechazamos todo tipo de violencia y hacemos un llamado para respetar los derechos fundamentales como la salud, el trabajo y la libre movilidad. Obtenido de: http://www.fenalcobogota.com.co/index.php/11-noticias/860-rechazamos-todo-tipo-de-violencia-y-hacemos-un-llamado-para-respetar-derechos-fundamentales-como-la-salud-el-trabajo-y-la-libre-movilida
Federici, A. (2013). Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas Feministas. Traficantes de sueños
Fraser, N. (2006). ¿De la redistribución al reconocimiento? Dilemas de la justicia en la era postsocialista (M. Malo de Molina Bodelón & C. Vega Solís, Trans.). In C. Prieto del Campo (Ed.), Reconocimiento o distribución. Un debate entre marxismo y feminismo. Madrid: Traficantes de Sueños.
Guattari, F. y Rolnik, S. (2015). Micropolítica. Cartografías del deseo. Fondo Casa Editorial de las Américas: La Habana, Cuba.
Guerra Universitaria [@Gu2Hail] (8 de mayo 2021). Balance de lo sucedido en #cali con el ataque a la protesta social en el sector de la Luna. Giovannny Yule dinamizador político CRIC. Viva la minga.[Tuit]. Recuperado de: https://twitter.com/Gu2Hail/status/1390912934956736513?s=20
Lamas, M. (2018). División del trabajo, igualdad de género y calidad de vida. En el trabajo de cuidados una cuestión de derechos humanos y políticas públicas. (15-26) México: ONU mujeres.
Luna Silva, C.E. (5 de mayo 2021). Retirado proyecto de ley de solidaridad sostenible para su trámite en el Congreso de la República. Congreso de la República de Colombia. Recuperado de: http://www.senado.gov.co/index.php/prensa/noticias/2564-retirado-proyecto-de-ley-de-solidaridad-sos tenible-para-su-tramite-en-el-congreso-de-la-republica
Nieves-Rico, M. y Segovia, O. (2017). ¿Quién cuida en la ciudad? Aportes para políticas urbanas de igualdad. Santiago de Chile: CEPAL.
Noguera Montoya, S.P. (28 de julio 2020) Indepaz: en Colombia 971 líderes han sido asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz. Anadolu Agency. Recuperado de: https://www.aa.com.tr/es/mundo/indepaz-en-colombia-971-l%C3%ADderes-han-sido-asesinados-des de-la-firma-del-acuerdo-de-paz/1924456
Portafolio (29 de abril 2021). Durante 2020, 3,5 millones de personas entraron a la pobreza. Portafolio. Recuperado de:
https://www.portafolio.co/economia/dane-pobreza-en-colombia-aumento-a-3-5-millones-de-personas en-2020-551508
Redacción Judicial. (6 de mayo 2021). 379 personas han desaparecido en el Paro Nacional, denuncian 26 organizaciones. El Espectador. Recuperado de: https://www.elespectador.com/noticias/judicial/379-personas-han-desaparecido-en-el-paro-nacional-d enuncian-26-organizaciones/
Restrepo, L.M. (2020). Proyecto de Ley 010, en contravía del derecho a la salud. UdeA Noticias. Universidad de Antioquia. Recuperado de:
http://www.udea.edu.co/wps/portal/udea/web/inicio/udea-noticias/udea-noticia/!ut/p/z0/fYyxCsJAEER_ xSal7HrGU8tgIYiFhUiyjSy5Q1fjbWJO0b830UJsbIaZ4c0AQQ4U-C4HjqKBqy4XZPez-cKMshTXaFOL md2kk6lZjrc7hBXQf6B7kFPTUAZUaoj-ESGv9Rq5ujnPCXL7m4568R_f6yBolFK4TfC9DuK0p751q6V4 xy7Byj9xhEODBqE-U_EC9xqvLw!!/
Roca-Servat, D. (2020). Introducción. Los comunes desde las ecología(s) política(s) del Sur/Abya-Yala. Visibilizando alternativas al desarrollo extractivista en la región. En: Roca-Servat, D. & Perdomo, J. La lucha por los comunes y las alternativas al desarrollo frente al extractivismo : miradas desde las ecología(s) política(s) latinoamericanas (pp.27-40). Ciudad Autónoma de Buenos Aires : CLACSO (Grupos de trabajo de CLACSO).
Sanchez de Madariaga, I. (2004). Infraestructuras para la vida cotidiana y calidad de vida. Ciudades, 8, 101-133.
Young, I. M. (2000). La justicia y la política de la diferencia (S. Álvarez, Trans.). Madrid: Ediciones Cátedra (Grupo Anaya. S.A.)
La movilización es la expresión encarnada de inconformidad, dolor, malestar y solidaridad con un país, que en medio de una pandemia por COVID 19, sufre más por la crisis social, económica y de violencia. El asesinato selectivo a líderes, lideresas sociales y defensorxs de DDHH y las masacres en los espacios rurales y las ciudades más apartadas de los centros económicos del país ha sido sistemático, con más de 971 líderes asesinados después de la firma del Acuerdo de Paz, según Indepaz (Noguera Montoya, 2020). Varios sectores económicos del país están al borde de la quiebra y las cifras hablan de 3,5 millones de personas que entraron este año a condición de pobreza, con esto, la cifra de pobreza monetaria del último año se ubica en 42,5% según cifras del DANE (2021), con tal panorama, crece el hambre, la desigualdad, la ausencia estatal continúa.
Por esto, con cada arenga, con cada letrero que alzan bajo sol y lluvia, con cada cacerolazo, los manifestantes nos están cuidando. Cuidan a quienes no están en las calles, porque hay miedo de morir y sentir que sea una muerte que no valga la pena, a quienes no pueden salir, porque su salud no les permite mover sus cuerpos o porque están haciendo ese trabajo reproductivo para garantizar la vida de quienes se están manifestando, a lxs que en medio de llamas tienen que ir a trabajar. No obstante, la manera en que opera el inconsciente colonial (Guatarri y Rolnik, 2015) nos ha llevado a pensar y percibir la idea de cuidado más como una forma de seguridad que naturaliza la violencia.
No obstante, lxs periodistas, ciudadanxs y medios independientes han sido quienes han garantizado la producción de información para saber qué está pasando. Denuncias de censura en cuentas personales de Instagram y Facebook, han detonado estrategias de cómo cuidar la información, para que a nivel internacional se den cuenta de cómo el gobierno no quiere que se sepan las violaciones a nuestros cuerpos y a los DDHH. Nos censuran, nos niegan la noche, y producen miedo con sus helicópteros sobrevolando sobre nosotrxs, mientras aumentan a diario los casos de personas desaparecidas, 379 con el temor de seguir repitiendo la historia del Paro Nacional de 1977, donde aun hay personas de las cuales no tenemos información (Comunicaciones CJL, 2021, CNMH, 2013).
A todxs lxs ciudadanxs que marchamos y/o apoyamos el Paro Nacional nos tildan de vándalos, terroristas, guerrilleros, y una serie de calificativos que nos posicionan en una otredad, que nos separa y estigmatiza, haciéndonos ver como quienes vulneramos los derechos de quienes se autodefinen como ciudadanos de bien, productivos, ocupados y conscientes.
En consecuencia, la Guardia Iindígena hace un llamado “En todas las cuadras, en todas las comunas, en todos los sitios, constituyan las guardias comunitarias porque el poder colectivo de la comunidad neutraliza cualquier otra situación de agresión” (@Gu2Hail, 8 de mayo 2021). En tal sentido, se evidencian dos discursos, uno que llama a la colectivización y la solidaridad, y otro que promueve el silenciamiento, el individualismo y el sostenimiento del statu quo.
El discurso dominante de los representantes del Estado hablan de protestar de manera pacífica, “sin violencia”, sin “vandalizar", con “cuidado” de no dañar, no pintar, no quebrar. Cuidar de “la ciudad”, cuidar las paredes, los edificios y las estatuas que, muchas veces, representan un sistema en el que la gente ya no cree. Por esto, la estética de la manifestación en el espacio urbano confronta los discursos y materialidades coloniales, racistas, clasistas y sexistas, que a su vez, irrumpe e interpela a quienes desean ver un espacio público “limpio”, sin exigencias e inmaculado; porque se quiere hacer pensar, que la lucha no es de todxs, ni con todxs, y más bien conviene mantener un espacio que disimula la realidad social, y la encubre con imaginarios de bienestar y prosperidad.
Para finalizar, cabe decir que la lucha por la búsqueda de una justicia social y espacial, que va más allá de la redistribución económica, busca también el reconocimiento y representación de todas las diversidades culturales, sexuales y étnicas (Fraser; 2006; Yong, 2000). Cuidar es reconocer mi historia en la experiencia de lx otrx, es valorar que el mundo no debe estar soportado en estructuras de poder de clase, género, raza, y otras. Debe estar soportado en la interdependencia (Butler, 2020), y la ecodependencia, en donde realmente me preocupo porque todos los seres vivientes tengan las condiciones adecuadas para vivir. Implica entender que tu vida y la mía no son mundos independientes y autónomos que se construyen de manera individual, se construyen a través de un territorio común, de redes invisibles que me conectan permanente con lx otrx. La profusión de redes afectivas y políticas que emergen de la movilización, nos permitirá garantizar y sostener la vida, eso es cuidar.
Referencias
Archila, M.; García, M.; Garces, S. Restrepo, A. (2020). 21N: el desborde de la movilización en Colombia. LASA FORUM. 51 (4), 23-17.
Butler, J. (2020). El poder de la no violencia.Colombia: Editorial Planeta Colombiana S.A.
Ceballos-Ramos, O. L.; Vega-Romero, R.; Fernández-Juan, A.; Martínez-Collantes, J.; Ferney-Herrera R.; Londoño-Palacio, O.L.; Chaparro-Borja, P.; Caicedo-Medina, J.; Rincón-Castellanos, M. y Giraldo-Villate, I. (2015). La habitabilidad y la salud en Colombia. Una propuesta metodológica para su análisis. Bitácora Urbano Territorial, 25 (1), 31-41,
Centro Nacional de Memoria Histórica. Desaparición forzada Tomo II: Huellas y rostros de la desaparición forzada (1970-2010). Bogotá, Imprenta Nacional, 2013.
Comas- 'Argemir, D. (2017). Cuidados, género y ciudad en la gestión de la vida cotidiana. En La erosión del espacio público en la ciudad neoliberal. (59-90). México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Comunicaciones CJL. (7 de mayo 2021) 471 personas desaparecidas en las movilizaciones que iniciaron el 28 de abril: Mesa de Trabajo sobre Desaparición Forzada. Corporación Jurídica Libertad. Recuperado de: https://cjlibertad.org/471-personas-desaparecidas-en-las-movilizaciones-que-iniciaron-el-28-de-abrilmesa-de-trabajo-sobre-desaparicion-forzada/
El Tiempo (6 de mayo de 2021). Sector por sector. ¿qué reclaman los que se mantienen en el paro? Sección Política. Recuperado de: https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/paro-nacional-cuales-son-las-peticiones-del-comit e-del-paro-586490
Federación Nacional de Comerciantes,FENALCO (2021). Rechazamos todo tipo de violencia y hacemos un llamado para respetar los derechos fundamentales como la salud, el trabajo y la libre movilidad. Obtenido de: http://www.fenalcobogota.com.co/index.php/11-noticias/860-rechazamos-todo-tipo-de-violencia-y-hacemos-un-llamado-para-respetar-derechos-fundamentales-como-la-salud-el-trabajo-y-la-libre-movilida
Federici, A. (2013). Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas Feministas. Traficantes de sueños
Fraser, N. (2006). ¿De la redistribución al reconocimiento? Dilemas de la justicia en la era postsocialista (M. Malo de Molina Bodelón & C. Vega Solís, Trans.). In C. Prieto del Campo (Ed.), Reconocimiento o distribución. Un debate entre marxismo y feminismo. Madrid: Traficantes de Sueños.
Guattari, F. y Rolnik, S. (2015). Micropolítica. Cartografías del deseo. Fondo Casa Editorial de las Américas: La Habana, Cuba.
Guerra Universitaria [@Gu2Hail] (8 de mayo 2021). Balance de lo sucedido en #cali con el ataque a la protesta social en el sector de la Luna. Giovannny Yule dinamizador político CRIC. Viva la minga.[Tuit]. Recuperado de: https://twitter.com/Gu2Hail/status/1390912934956736513?s=20
Lamas, M. (2018). División del trabajo, igualdad de género y calidad de vida. En el trabajo de cuidados una cuestión de derechos humanos y políticas públicas. (15-26) México: ONU mujeres.
Luna Silva, C.E. (5 de mayo 2021). Retirado proyecto de ley de solidaridad sostenible para su trámite en el Congreso de la República. Congreso de la República de Colombia. Recuperado de: http://www.senado.gov.co/index.php/prensa/noticias/2564-retirado-proyecto-de-ley-de-solidaridad-sos tenible-para-su-tramite-en-el-congreso-de-la-republica
Nieves-Rico, M. y Segovia, O. (2017). ¿Quién cuida en la ciudad? Aportes para políticas urbanas de igualdad. Santiago de Chile: CEPAL.
Noguera Montoya, S.P. (28 de julio 2020) Indepaz: en Colombia 971 líderes han sido asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz. Anadolu Agency. Recuperado de: https://www.aa.com.tr/es/mundo/indepaz-en-colombia-971-l%C3%ADderes-han-sido-asesinados-des de-la-firma-del-acuerdo-de-paz/1924456
Portafolio (29 de abril 2021). Durante 2020, 3,5 millones de personas entraron a la pobreza. Portafolio. Recuperado de:
https://www.portafolio.co/economia/dane-pobreza-en-colombia-aumento-a-3-5-millones-de-personas en-2020-551508
Redacción Judicial. (6 de mayo 2021). 379 personas han desaparecido en el Paro Nacional, denuncian 26 organizaciones. El Espectador. Recuperado de: https://www.elespectador.com/noticias/judicial/379-personas-han-desaparecido-en-el-paro-nacional-d enuncian-26-organizaciones/
Restrepo, L.M. (2020). Proyecto de Ley 010, en contravía del derecho a la salud. UdeA Noticias. Universidad de Antioquia. Recuperado de:
http://www.udea.edu.co/wps/portal/udea/web/inicio/udea-noticias/udea-noticia/!ut/p/z0/fYyxCsJAEER_ xSal7HrGU8tgIYiFhUiyjSy5Q1fjbWJO0b830UJsbIaZ4c0AQQ4U-C4HjqKBqy4XZPez-cKMshTXaFOL md2kk6lZjrc7hBXQf6B7kFPTUAZUaoj-ESGv9Rq5ujnPCXL7m4568R_f6yBolFK4TfC9DuK0p751q6V4 xy7Byj9xhEODBqE-U_EC9xqvLw!!/
Roca-Servat, D. (2020). Introducción. Los comunes desde las ecología(s) política(s) del Sur/Abya-Yala. Visibilizando alternativas al desarrollo extractivista en la región. En: Roca-Servat, D. & Perdomo, J. La lucha por los comunes y las alternativas al desarrollo frente al extractivismo : miradas desde las ecología(s) política(s) latinoamericanas (pp.27-40). Ciudad Autónoma de Buenos Aires : CLACSO (Grupos de trabajo de CLACSO).
Sanchez de Madariaga, I. (2004). Infraestructuras para la vida cotidiana y calidad de vida. Ciudades, 8, 101-133.
Young, I. M. (2000). La justicia y la política de la diferencia (S. Álvarez, Trans.). Madrid: Ediciones Cátedra (Grupo Anaya. S.A.)
[1] Parranderos del Cauca, Cuatro Más Tres. Himno de la Guardia Indígena - Guardia Fuerza ft. Andrea Echeverry, Ali Aka Mind, Chane Meza ....[Archivo de video] Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=uwR6VgQ1mOE